Le recuerdo que esta
no es una columna policiaca ni cosa que se le parezca pero, luego de una pequeña discusión de café en torno a
la ejecución de un paisano en Texas, quisiera, si usted me lo permite, tocar un
poquito este interesante tema. Porque resulta que..
Ayer,
pese a que durante las últimas semanas la Junta de Perdones y Libertades
Condicionales de Texas recibió miles de cartas pidiendo clemencia, ésta se la
negó por unanimidad al mexicano Édgar Tamayo Arias, y los siete integrantes del
organismo votaron en contra de recomendar al
gobernador de Texas, Rick Perry, el posponer la ejecución o conmutar la
sentencia a 24 horas de que termine el plazo fijado para su ejecución por el
homicidio de un policía en Houston, en 1994. Con esta decisión, la Junta
despeja el camino para la ejecución e ignora las peticiones del gobierno de
México, de Estados Unidos, de ex diplomáticos y de organismos internacionales
de derechos humanos.
Desde
luego que alguno de nuestros contertulios que no está de acuerdo con esta
ejecución decía “¿Cómo es posible que a estas alturas del siglo XXI se sigan
ejecutando personas?”.
Y
es que en el siglo pasado (1994 cuando Tamayo mató al policía) y en este siglo
también, el homicidio sigue siendo un delito y como tal debe castigarse.
Respecto a la severidad del castigo, eso debemos dejarlo al ordenamiento que
marcan las leyes Texanas y si en Texas la ley sigue mandando el “ojo por ojo y
diente por diente” pues entonces no hay que andar por las calles matando
policías (ni a nadie) porque puede usted salir ejecutado. ¿No le parece?.
La
defensa de Tamayo argumentó que se le violaron sus derechos como extranjero, al
haber sido detenido, procesado y sentenciado a muerte, sin notificar a
autoridades de México, privándolo de una ayuda legal crítica que pudo haber
cambiado el tipo de sentencia. El derecho de un reo extranjero a recibir la
asistencia consular de su país está garantizada en el Tratado de la Convención
de Viena Sobre Relaciones Consulares de 1963.
Abogados
del mexicano pidieron a la Junta en diciembre, el recomendar clemencia al
gobernador para que Tamayo tuviera la oportunidad de que una corte revisara la
violación de sus derechos consulares y determinara si le había perjudicado para
su sentencia capital.
Aquí
cabe la pregunta ¿y porqué no reclamaron desde hace años la violación de sus
derechos, como extranjero, a notificar a las autoridades mexicanas sobre su asunto
a fin de contar con toda la ayuda legal que pudiera haber cambiado la
sentencia?
En
fin, hoy lo ejecutan y nada puede hacerse para cambiar esta decisión. El voto
en contra de la junta disminuye la posibilidad de salvar la vida de Tamayo,
aunque el gobernador Perry aún tiene la autoridad de frenar la ejecución por 30
días en un acto de clemencia ejecutiva pero eso solamente retrasaría el fatal
final de Tamayo.
Tamayo,
de 46 años, está programado a ser ejecutado mediante inyección letal a las
18:00 horas de hoy miércoles en la Unidad Carcelaria Walls, en Huntsville,
Texas, por el asesinato del policía Guy P. Gaddis, en Houston, Texas, el 31 de
enero de 1994. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
***
Nos vemos mañana cuando tendremos un número más de EL
AJUSTE DE CUENTOS mientras tanto llévela suave y pórtese bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario