Desde la época medieval
ya eran un “coco”, eran repudiadas por la población en general y todo porque las
políticas fiscales no son “sociales”, son recaudatorias y no había personaje
más odiado que el recaudador de impuestos del Rey. En nuestros días la política
social está implícita en el gasto, en la forma en que se distribuye lo que se
recauda. Es, definitivamente presupuestal, resulta muy simplista decirlo así,
pero el fisco recauda y la política decide cómo se distribuye ese recurso y es
por esto que los políticos que deciden cómo y cuándo gastar nuestros impuestos
no siempre gozan de nuestra simpatía. Por eso dicen que el presupuesto es
política concentrada y que en este mundo no se puede estar seguro de nada,
salvo de la muerte y de los impuestos. Por esto mismo nadie quiere asumir el
costo de las políticas fiscales y todos quieren ser beneficiarios
presupuestales.
La política fiscal debe
ser equitativa, pero también equilibrada. El lema de que pague más quien más
tiene, no siempre puede convertirse en una realidad sin propiciar exactamente
el objetivo contrario al que dice perseguir, y por eso debe ir acompañado de
estrategias que permitan que el sistema siga funcionando y no se ahorque a sí
mismo como lo hemos visto en infinidad de ocasiones con las políticas
populistas impulsadas, casi siempre, por gobernantes autoritarios que de esa
forma querían aumentar su base social.
La reforma fiscal
presentada el pasado domingo, que en realidad ha quedado más en una miscelánea
como “las de antes” que en la transformación profunda que muchos esperaban, no
tiene “sentido social” porque la recaudación fiscal no puede tenerlo. Tiene
aciertos y errores y es eminentemente recaudatoria porque no amplía el rango de
contribuyentes, pero ejerce mayor carga fiscal sobre los que ya tiene cautivos.
Hay aspectos en ella muy positivos, la eliminación de los regímenes especiales
y de la consolidación son sin duda los más importantes. La desaparición del
IETU debe ser justamente aplaudida porque si bien cumplía una función recaudatoria
no hacía más que volver más compleja la labor de las empresas. El Impuesto a
los Depósitos en Efectivo no tenía sentido, era una verdadera jalada de
cabellos, e incluso debe ser parte de una revisión que incluya también a las
nuevas leyes de lavado de dinero, de forma tal que se castigue el delito, pero
no ponga de cabeza a sectores que en otros países no tienen ni remotamente las
obligaciones que aquí se imponen.
Por ejemplo, hay otros
capítulos que son imposibles de entender para poder explicar, sobre todo cuando
se quiere hablar de sentido social, como el aumento del ISR a los ingresos de
la población, que comienza con ingresos de apenas 41 mil pesos mensuales con lo
que cualquier empleado, de los gallones pero considerado de media tabla, con
esos ingresos es considerado tan rico como Carlos Slim, lo cual es una verdadera
jalada. El IVA a las colegiaturas, a las hipotecas, la drástica reducción de
los deducibles de los asalariados, son, entre otras, medidas que sin duda
representan un severo golpe en salva sea la parte de la clase media que es,
además, la que paga impuestos en el país, al tiempo que no se toman medidas
serias para incorporar al fisco a los informales que representan el 60% de la
mano de obra y un tercio de la economía, que a la hora de pagar impuestos se
hacen como “el tío Lolo” pero a la hora de reclamar son los primeros en la
fila. ¿Conoce usted a alguno?
***
Paradoja, según el Pequeño Larousse, es 1.- “La idea extraña, opuesta a lo
que se considera verdadero o a la opinión general”. 2.- “Expresión lógica en la
que hay una incompatibilidad aparente” 3.- “Coexistencia ilógica de las cosas”
Nuestro México Lindo y Querido parece ser el país campeón en paradojas. Vea
usted porqué se lo digo.
Se supone que un político es alguien probo que es elegido por la mayoría
para que la represente y se encargue de gobernar con autoridad, hacer leyes o
impartir justicia, actividades todas encaminadas a procurar el bien común.
Se supone que un policía es un individuo honrado y comprometido con la
sociedad a la que debe proteger de aquellos que han tomado el camino del mal.
Se supone que un maestro es un tipo
ejemplar que se dedica a educar y enseñar a quienes se inician y crecerán en el
camino del conocimiento y, más aún, de la vida.
Hoy, paradójicamente, ya muy pocos ciudadanos tienen en la mente las
imágenes que corresponden a estas ideas originales. Ya nadie cree en los
políticos ya que cuando están en campaña prometen “el oro y el moro” y que
luego olvidan sus promesas. Tampoco creen en los policías que en lugar de
“servir y proteger” se sirven atracando a la población y protegen a los malosos
y ahora tampoco creen en los que una vez juraron “enseñar a leer y escribir al
que no sabe” y ahora enseñan, con su conducta, “Vandalismo 1º, 2º y 3er grado”,
“Paros y Marchas 1º, 2º y 3er grado”. Paradójico,
¿verdad?
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No sabemos a quién se le ocurrió la tontería de gravar las colegiaturas.
Encarecer la educación, así sea privada, es un lujo que México no puede darse. Ya
lo dijo Dilma Rousseff,
presidenta de Brasil: “La educación es cara, pero no se puede economizar en
ella, porque su ausencia es la victoria de la ignorancia”. Ojalá lo entiendan
en Hacienda.
Dilma Rousseff |
Mire usted, con el gravamen a las colegiaturas se presentan dos escenarios
a cual más de difíciles, veamos. Por una parte se estaría provocando la quiebra
de los colegios particulares toda vez que se aumentarían las colegiaturas y eso
se traduciría en la migración de los alumnos hacia escuelas de gobierno.
Por otra parte estamos hablando de que más de 40 mil alumnos de educación
básica, kínder, primaria, secundaria y prepa se enfrentarían a la falta de cupo
en las escuelas de gobierno existentes por lo que se requerirá la construcción
y equipamiento de más espacios para poder cubrir esta demanda. Estamos hablando
de muuuchos millones de pesos.
En este caso la solución podría ser que el gobierno federal comprara los
edificios que dejaran, en caso de cierre, las escuelas particulares. Entonces
estaríamos hablando de miles de millones de pesos porque los actuales
propietarios buscarían el mejor precio por sus instalaciones que ya están
equipadas y, actualmente funcionando. ¿Cómo la ve?
***
Definitivamente la propuesta de reforma hacendaria del presidente
Enrique Peña Nieto resultó vulnerable
ante la crítica de legisladores tanto de derecha como de izquierda. La
andanada de críticas la inició el
panista Jorge Villalobos, quien adelantó
que su bancada no apoyará la propuesta de gravar con el IVA las
colegiaturas, así como tampoco este mismo gravamen sobre las hipotecas.
Jorge Villalobos |
El legislador blanquiazul orientó también sus críticas hacia los subejercicios registrados
en lo que va de esta administración, que rebasa los 44 mil millones de pesos en
sectores sensibles como educación, salud y desarrollo social.
Villalobos Séanse advirtió que el gobierno federal
busca una puerta falsa que pretende establecer con la contracción de deuda
pública, ya que esto ha generado crisis recurrentes desde 1976 y cuestionó las
cargas fiscales que se buscan imponer a las clases medias.
Elsa Patricia Araujo |
En contraparte, la diputada del PRI, Elsa Patricia
Araujo de la Torre, aseveró que “el Paquete Económico 2014 contiene valiosos
elementos para mejorar la calidad de vida de los mexicanos, con un profundo
sentido social”. Araujo de la Torre
sostuvo que la propuesta del Ejecutivo Federal “hay aspectos relevantes como la Seguridad Social Universal y la
generación de empleos”. Añadió que la reforma hacendaria responde a temas
importantes de la sociedad mexicana, como el de mejorar el medio ambiente y el
gravamen a alimentos azucarados, como parte de una política de salud.
En su turno, el diputado perredista Javier Salinas manifestó su beneplácito “porque la propuesta gubernamental va
enfocada a beneficiar a los que menos tienen, a través de programas sociales”,
propuestas que, dijo, han sido demandas añejas de su partido; sin embargo, el
legislador perredista manifestó su inconformidad con la propuesta de disponer
recursos petroleros, que deberían destinarse a la inversión productiva y por el
recorte de recursos para la investigación en materia de energía.
Javier Salinas |
Salinas Narváez indicó que la eliminación del
régimen de consolidación fiscal es un engaño, ya que se sigue privilegiando a
algunos empresarios y el aumento del ISR hasta 32 por ciento recae en la clase
media, así como el establecimiento del impuesto a las colegiaturas escolares y
a la enajenación de inmuebles.
Esto es apenas el comienzo de una
ardua batalla por imponer la razón de cada quién y que promete mucha horas de
jaloneo que no debe usted perderse. En EL AJUSTE DE CUENTOS esperamos su
valioso comentario. Mientras tanto no le haga usted más al cuento las reformas
van porque van y háganle como quieran.
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