Hoy le voy a contar que el Ministerio Público de la Federación
adscrito a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de
Delincuencia Organizada (Seido) dejó abierta la posibilidad de acusar a los 11
detenidos del #20NovMx de terrorismo, según fuentes de la PGR que revelaron
esta información al diario La Jornada.
Aunque
el cargo había sido retirado en primera instancia, los funcionarios consultados
indicaron que “los mandos superiores” de los agentes ministeriales a cargo de
la investigación les dijeron claramente que desean que los detenidos reciban el
cargo de terrorismo a como dé lugar.
Además,
afirmaron que otra instrucción es averiguar si los detenidos actuaron por
indicaciones de algún grupo de choque o similar:
“Tenemos
indicación de muy arriba de encuadrar el tipo penal de terrorismo (contra los
detenidos) y de sacarles toda la información que nos ayude a encontrar la raíz
de su modus operandi: quién los dirige, quién los aconseja,
etcétera. Porque ellos cuando llegaron a la Seido ya venían aleccionados, ya
sabían que no debían declarar; pareciera que se sienten protegidos por alguien
con influencia”.
Cabe mencionar que abogados y familiares de los detenidos han denunciado
públicamente evidencia física de maltrato sobre los manifestantes.
La
Unidad Antiterrorismo de la Seido fue la encargada de iniciar la investigación,
pero los detenidos no fueron consignados por esos delitos para poder continuar
con la indagatoria ya presos.
Las
fuentes revelaron que en las próximas horas, fiscales de la PGR intentarán
llegar a un acuerdo con los detenidos para disminuir o retirar los cambios a
cambio de información que revele si actuaron por voluntad propia o no en los
enfrentamientos en los que supuestamente participaron.
***
Con la, muy anunciada y esperada, asistencia del
nuevo director del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Enrique Fernández Fassnacht inició, ayer por la mañana, la sexta mesa de
diálogo público entre autoridades del gobierno federal e
integrantes de la Asamblea General Politécnica (AGP).
Con lo cual se dio respuesta la exigencia de los alumnos del
politécnico, quienes condicionaron la
presencia del nuevo director del IPN en la firma de acuerdos.
Durante su intervención, Fernández
Fassnacht, dijo que asumía y suscribía los acuerdos con la AGP y
ofreció disculpas por las omisiones que hubieran surgido en días pasados.
***
Son muchas las voces que opinan que el país, la sociedad, los partidos,
las instituciones, el gobierno, en los medios, necesitamos, como en el futbol
americano, un tiempo fuera, un descanso, una tregua. Los diversos sectores de
la sociedad están hartos de tanta violencia, de tanto rencor de tanta
inseguridad y tanto riesgo en sus vidas y haciendas cada vez que, por “quítame
estas pajas”, y que ha generado, además, demasiada desazón y pesimismo en el
ambiente político, económico y social, con lo que se crea el efecto de olla de
presión que en cualquier momento pudiera reventar a la nación entera.
Una tregua no significa acabar con las diferencias ni mucho menos. Según
el diccionario se llama tregua “a la cesación de hostilidad por determinado
tiempo entre los enemigos que tienen rota o pendiente una guerra sin que por
ello quede ésta terminada”. No quiere decir que con esto se acabarán las
diferencias, no, simple y sencillamente serviría para analizar los puntos de
acuerdo y las diferencia irreconciliables que requieran de más análisis y concesiones
para alcanzar los acuerdos que logren detener esta guerra que, como todas las
guerras, daña a todos, involucrados o no.
Es claro que en este país se requiere un alto a las hostilidades
políticas, un “fichas al centro”, porque de seguir con este ambiente hostil,
muy pronto no habrá espacio para realizar los ajustes que la situación
política, económica y social requiere y mucho menos para que maduren las
reformas estructurales que se han aprobado en los últimos años.
Se necesita una tregua en la política porque estamos yendo, más allá de
los aciertos, errores, verdades y mentiras que se esgrimen cotidianamente. La
verdad es que nadie, ningún partido político, de ningún color, está
íntegramente libre de sospechas, desconfianza, debilidades, actos de
corrupción, reales o supuestos. En este país el alcanzar un puesto relevante en
un partido político supone y hace abrigar la esperanza de cosas mayores como una
diputación federal o, ya de perdis, una senaduría con lo que las ilusiones, los
deseos de poder y, porque no decirlo, los bolsillos de los “suspirantes” que
logren llegar, se verían satisfechos aunque en el segundo caso, el de los
bolsillos, la vara está cada día más alta, cada día quieren más.
Es por esto que los hay quienes piden “que se vayan todos”, y no
comprenden o no quieren comprender que eso significa que algo vaya a cambiar
para bien, más bien pueden empeorar ya que “más vale malo conocido que bueno
por conocer”. Lo que habría que hacer es endurecer las medidas de seguridad en
contra de los que, al amparo de un parido o un puesto político, se quieren
pasar de listos. A estos hay que aplicarles todo el peso de la ley pero no de
las leyes que ellos mismos adecuan para tapar sus fechorías. Habría que
aplicarles aquello de que “el que la hace la paga” ¿no le parece?
Por hoy vamos dejándolo aquí, nos
vemos mañana hora y lugar de costumbre cuando tengamos un número más de EL AJUSTE
DE CUENTOS pero ahora y por favor ya no le haga usted más al cuento y ¡ya
váyase a trabajar! ¿no le parece? No vaya siendo la de malas porque entonces sí
que ya la…
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