El pasado viernes hizo un año de que se nos fue uno de los hombres
más importantes de la historia contemporánea: Nelson Mandela.
Madiba
(como también se le conocía) fue un luchador social que logró derribar el
terrible sistema del apartheid que dividía a la población sudafricana entre
blancos y negros dando marcadas ventajas a los blancos y sometiendo al yugo de
su sistema a los negros.
Sabemos
de sobra lo agradecida que está la población negra con el primer presidente
sudafricano elegido democráticamente. Él sabía que la tarea de modernizar al
país y crear las condiciones para que se viviera un ambiente de paz no
resultaría fácil; a pesar de ello, creó la Comisión para la verdad y la
reconciliación, para poder enfrentar entre blancos y negros los horrores del
apartheid y trabajar juntos para una mejor Sudáfrica.
Ahora
es tiempo de saber qué piensa una afrikáner del hombre que quitó los
privilegios a los suyos y buscó una igualdad entre las diferentes razas del
país.
El
diario sudafricano Mail & Guardian publicó el viernes el siguiente texto de
Zelda le Grange que hoy en EL AJUSTE le mostramos, íntegro, para recordar a
este increíble ser humano que rescató de la esclavitud su nación al convertirse
en el primer Presidente negro de Sudáfrica:
Era octubre de 1994 cuando
retomé mis responsabilidades en la oficina del primer presidente elegido
democráticamente. Dos semanas más tarde, me reuní con el presidente Nelson
Mandela por primera vez. Tenía un sentimiento de culpa, de responsabilidad, que
me consumía.
Él
me habló en afrikáans, mi lengua materna (una lengua derivada del neerlandés),
para mí eso fue un reconocimiento a mi cultura y a mi existencia. No me sentía
merecedora de su atención, de su apretón de manos. Era mi pueblo el que había
enviado a ese hombre y a sus compañeros a la cárcel de por vida.
La
generosidad de su espíritu y su sincera sonrisa eran contagiosas. Tanto que
esperábamos verlas de nuevo. En los 19 años siguientes pasó muchas horas
educándome sobre el pasado, el presente y el futuro de Sudáfrica. Conforme pasó
el tiempo, me aficioné al hombre que una vez fue considerado como el enemigo de
mi pueblo.
El
hombre que fue el símbolo de la libertad en todo el mundo no solo tomó mi mano
para guiarme a lo largo de un camino de entendimiento, sino también me mostró
el perdón a uno mismo. No solo liberó a los negros de la opresión al enseñarles
a perdonar, sino que también liberó a los blancos de la culpa.
En
más de una ocasión, Madiba me dijo: “Encuentra tus raíces”. Después viajé dos
veces a Cabrieres en el sur de Francia, que es de donde procede la familia La
Grange. Además de un apicultor local que me confirmó que esa era la ciudad
de origen de los La Grange, no pude encontrar ningún rastro de los protestantes
que huyeron de aquella pequeña ciudad en 1688. De vuelta en casa tracé mis
raíces en Sudáfrica a través del French Huguenot Museum.
Muchas
veces escuché a Madiba decir que esta también era la tierra a la que
pertenecían los afrikaners. No tenemos otra casa más que Sudáfrica. Y que
teníamos en común con la población negra el conocimiento de lo que era tener
que defender a nuestro país. Eso fue una referencia al papel de los afrikaners
en la guerra Anglo-Bóer.
Además
de ser bendecida por la oportunidad de servirle y por las experiencias que
siguieron, lo que más me extraña es haber aprendido de Madiba mucho más de mi
cultura, de mi idioma y las obras de escritores afrikaners como CJ
Langenhoven, Louis Leipoldt, Ingrid Jonker y Breyten Breytenbach.
Él
me enseñó que la carga de la historia del apartheid es igualmente compartida
por todos los involucrados y afectados por ella y que el pasado no tiene que
determinar el futuro. Apartheid nunca debería tolerarse y no tiene que
determinar la manera en cómo ahora nos comportamos y nos relacionamos los unos
con los otros.
Por
encima de todo, él nos enseñó a perdonar y a amar incondicionalmente. Él no
enseñó la manera de ganar auto-respeto al mantener nuestra integridad y
honestidad. Su moral y los valores pueden ser emulados por todos. Pero, como él
decía a menudo: “Es más fácil cambiar a los demás de lo que es cambiarte a
ti mismo”. Hasta que no nos esforcemos por ser la nación que Mandela y sus
compañero soñaban, hasta que no cambiemos primero nosotros ante de esperar a
que los demás cambien, no haremos de este país un lugar en el que la igualdad
reine. En primer lugar, debemos tener la voluntad de cambiar el “yo”.
Ya
han pasado 20 años y tenemos que superar las injusticias del pasado. Tenemos
que recordar los sacrificios hechos para que podamos disfrutar de la libertad
de elección, de la libertad de expresión y de la libertad a la individualidad,
entre otras libertades.
Estamos
marcados por acontecimientos como los que involucran a Andries Tatane, a Anene
Booysen, a Marikana y a Oscar Pistorius. Estamos marcados por la corrupción, el
fraude, las continuas injusticias y la desigualdad.
Ahora
tenemos que sobrevivir a los desafíos: la pobreza, la creación del empleo, la
educación de calidad, la falta de servicios básicos y las desigualdades de las
personas que todavía se sienten como hace 20 años, antes de la llegada de la
democracia.
Somos
libres de ser individuos pero para tener un propósito en común: contribuir de
cualquier manera a que este país se una y a que todos sus habitantes se sientan
pertenecientes a él y a que todos sus ciudadanos puedan disfrutar de los
servicios básicos y los derechos humanos básicos. Debemos renovar nuestro
compromiso de unirnos a pesar de nuestra diversidad.
Madiba
me enseñó que yo soy una afrikáner blanca libre que está orgullosa
de una Sudáfrica moderna. Este es mi país también. Nuestra liberación, la
libertad de elegir cómo mi pasado influirá en mi futuro, nos da la posibilidad
de decidir si la historia del apartheid determinará mi futuro simplemente
porque soy de ascendencia francesa: yo hablo afrikáans. Soy libre de ser yo,
pero, como sabemos, gracias a Madiba, con la libertad viene la responsabilidad.
Por
todo eso “Madiba”, sin contar con súper poderes, sin poder ver através de las
paredes tuvo la visión de una nación libre y lo logró, sin tener súper fuerza
tuvo la suficiente para enfrentar a sus detractores hasta lograr implantar la
democracia en su país, sin poder volar logró que los sueños de los sudafricanos
volaran hasta grandes alturas que él mismo no pudo alcanzar por estar tantos
años preso
Zelda
La Grange trabajó para Mandela en varios puestos desde 1994 hasta su muerte en
el 2014. Sus memoras Buenos
días Señor Mandela,
serán publicadas en junio de 2015.
***
Ahora que anduvo por tierras mexicanas, el presidente de Uruguay, José
Mujica, comentó el viernes pasado sobre la experiencia que en su país se
ha tenido con la legalización de estupefacientes. Y ya que combatir su
fabricación y venta ilegal “te cuesta y es peor”, como está más que probado en
México, por qué no optar por otra solución.
“Lo que es inevitable mejor no enfrentarlo, organizarlo, legalizarlo y
regularlo, y no lo quieras tapar porque cuanto más los quieres tapar, más te
cuesta y es peor”.
Al sugerir a las autoridades mexicanas la legalización de drogas, Mujica
no se refirió a la reciente autorización que en su país hay para la disposición
de marihuana, sino que lo hizo mencionando la nacionalización de la producción
de “alcohol de boca”, por la que se optó a principios del siglo XX, en lugar de
aplicar una ley seca.
Con dicha nacionalización, las autoridades uruguayas se dieron la
libertad de fabricar y cobrar caro el alcohol. Con el dinero que se obtuvo de
proveer de chupe a los bebedores empedernidos, se tuvo dinero para atender
servicios de sanidad. Aparentemente todos salieron ganando… ya con esa experiencia
los uruguayos “aprendimos la lección” y fue así que en años recientes se optó
la regularización de la venta de marihuana.
Pepe Mujica se encuentra en nuestro país
para participar en la XXIV Cumbre Iberoamericana, pero antes de eso estará en
Yucatán y también se hará presente en la Feria Internacional del Libro de
Guadalajara. La plática sobre las bondades de regular la venta de sustancias
prohibidas la hizo durante su paso por Cancún, Quintana Roo, donde acudió como
testigo de honor a la sesión del cabildo donde se dio el hermanamiento del
municipio con Punta del Este.
Además, la visita del presidente uruguayo se da tras haber hecho unas
declaraciones que incomodaron bastante a las autoridades mexicanas. En una
entrevista para la revista Foreign Affairs, Mujica
calificó de terrible lo ocurrido con los normalistas de Ayotzinapa y señaló que
–visto a la distancia– parecía que el Estado mexicano había sido carcomido por
la corrupción. En resumidas cuenta, daba la impresión que México era un Estado
fallido.
Tras la polémica de sus declaraciones, un comunicado de la SRE y una
petición para un encuentro con un el canciller uruguayo en México, Mujica tuvo
que aligerar lo dicho y terminó por decir que “tanto México, como Honduras y
Guatemala no son ni serán (…) estados
inocuos o fallidos, porque tienen cimientos históricos de naciones
precolombinas, tienen capital político en sus partidos y en sus decisiones
democráticas, que están por encima de las vicisitudes de hoy”.
***
Hace ya muchos años llegó a Cancún y
enamorado de su mar azul-turquesa, blancas playas y mujeres guapas, argumentos
que le bastaron para anclar en esta tierra donde se mostró como un hombre bueno,
buen amigo y destacado en el manejo de las ollas, los sartenes y el sazón en Du
Mexique. El viernes pasado recibió el mandato de quién TODO lo puede y tuvo que
acudir al llamado seguramente a seguir cocinando.
Le conocí recién llegado y aunque no
lo frecuentaba como hubiera querido, cada vez que nos encontrábamos solíamos
saludarnos con afecto y, alguna vez, comentábamos y recordábamos los tiempos
idos y los amigos también. Hoy le digo a Alain Grimond, adiós querido amigo,
algún día nos volveremos a encontrar.
¡Qué bueno que hoy es lunes! porque
todo parece suceder en viernes.
***
Por hoy vamos dejándolo aquí, nos
vemos mañana hora y lugar de costumbre cuando tengamos un número más de ERL
AJUSTE DE CUENTOS pero ahora y por favor, ya no le haga usted más al cuento y
¡ya váyase a trabajar! ¿no le parece? recuerde que hoy apenas es lunes y no
vaya siendo la de malas porque entonces sí que ya la….
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