Pareciera
que eso de las campañas políticas es el “modus vivendi” de muchos “vivos”. Hay
muchas maneras de “bajar cocos” en una campaña, hay equipos de logística,
divulgación, imagen y un muy largo, larguísimo etc. Veamos…
Las campañas
políticas en nuestro país han estado marcadas por la corrupción y la falta de
compromiso con la divulgación de información.
En el país de la maravillas, del “todo se puede”, se las han ingeniado para
construir campañas electorales que se salen de las normas establecidas y no
cumplen con su cometido.
Otro dato, que ahora encabr…ita, pero que hay que tener en cuenta es que
tan solo en sus dos primeros años, el gobierno de Enrique Peña Nieto
gastó más de 14 mil 663 millones de pesos en publicidad oficial. ¿Qué le
parece?
En teoría la publicidad
oficial es un medio del Estado que
debería servir para darle difusión a las IDEAS y a la INFORMACIÓN sobre políticas, servicios, iniciativas o cualquier
hecho de relevancia pública, acercando así a la gente con el gobierno. Pero la realidad dista
mucho de esto, y es que las campañas en México se
han concentrado en promover la IMÁGEN de los candidatos para hacer promoción personalizada. Este
fenómeno atenta directamente contra la tan buscada democracia y contra los
derechos de la audiencia, ya no digamos contra la transparencia en el manejo de
los dineros que se despilfarran a manos llenas.
Además de que el mensaje esté mal direccionado, el
presupuesto que se le destina a estas campañas es descomunal y ridículo además
de que ni siquiera se especifica en qué fue utilizado, no hay registros claros
que prueben en qué se gastó tanto dinero. Más de la mitad de las entidades del
país gastan hasta siete veces más de lo presupuestado sin que haya posibilidad
de corrección y sin que se brinden explicaciones de ello a la ciudadanía.
Desde que Peña Nieto asumió la presidencia, hace
tres años, la regulación del gasto publicitario así como la especificación de
su uso sigue siendo otra de las muchas promesas incumplidas.
Han habido algunos, por no decir muchos, intentos
de comenzar a transparentar los gastos y a tomar medidas en el asunto, pero
todas han quedado a la deriva. Tal es el caso de Manuel
Velasco, gobernador de Chiapas,
que en junio de 2014, con la emoción de su victoria, se comprometió
públicamente a crear una plataforma donde expusiera los gastos, aunque hasta la
fecha esto no se ha cumplido.
Como pasa con muchas iniciativas en nuestro país,
en teoría son muy buenas y están bien estructuradas, pero llevadas a la
práctica, los políticos encuentran la forma de darle la vuelta o manipularlas
para evadirlas. La Ley General de
Transparencia y Acceso a la Información es una de éstas; si bien en
su planteamiento establece que hay una obligación en actualizar y difundir los
gastos, la cosa no ha cambiado, es necesario un marco regulatorio de publicidad
oficial que impida su uso indiscriminado, arbitrario y opaco a través de
criterios, objetivos y transparentes. Que deje de aplicarse aquello de que
“cada maistrito con su librito” y que se meta, de una vez por todas, orden en
el gasto y que quién meta mano lo metan al bote, nada más pero tampoco nada
menos. ¿Cómo la ve?
En cada entidad las cifras son distintas, hay
algunas más transparentes que otras, pero en general el país no se ve obligado
a rendir cuentas claras sobre estos presupuestos ni a decir en qué se gasta
cada cosa, a tal nivel que no sabemos en qué se utilizaron 2 mil 226 millones de pesos. Eso, me va
usted a tener que disculpar bastante, sube los niveles de encabronamiento.
En una época de poca claridad y abundancia
económica como la actual, estas situaciones parece que se burlaran la
ciudadanía. Se vuelve necesario exigir que se cumpla con las promesas que
hicieron los gobernadores cuando asumieron su cargo y que los legislativos
comiencen a crear un mecanismo de regulación eficiente para hacer un uso
racional del dinero para que se comprueben estos gastos, que no se despilfarre
el dinero público en campañas publicitarias mientras se recorta el presupuesto
en educación y otras áreas de mayor importancia.
La pregunta
obligada sería ¿hasta cuándo vamos a seguir soportando?. Otra ¿Hasta dónde
aguantará la liga antes de romperse? Una más ¿Cuánto costaron las campañas de nuestros
flamantes diputados?
***
En este punto hacemos un alto para
saludar con afecto a todos y cada uno de los miembros de “La Presidencial”,
mesa de conocido antro cafetalero del centro de la capital Chetumal donde, a
diario, dejan a la sonrisa de la diosa fortuna y al errático baile del dado, la
decisión de quién ha de pagar la, casi siempre, abultada cuenta en un juego en
el que el único ganador es el cafetero. A todos ellos, no menciono a nadie para
no fallar y no recibir reclamos, les deseo que sigan así, que no le cambien a
nada, que tiren y aguanten puyas y que sean felices. Amén.
***
Así las cosas mejor vamos dejándolo
aquí, nos vemos mañana hora y lugar de costumbre cuando tengamos, sin quién
TODO lo puede nos lo permite, un número más de EL AJUSTE DE CUENTOS pero ahora
y por favor ya no le haga usted más al cuento y ¡ya váyase a trabajar! ¿no le
parece? no vaya siendo la de malas porque entonces sí que ya la….
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