¿Recuerda
usted a aquél panzón que tenía su “negocito” de “edecanes y acompañantes” en el
PRI del DF? Bueno pues ahora le voy a contar que…
Después de que en julio, Cuauhtémoc Gutiérrez quedara
liberado de todas las acusaciones en su contra por encabezar una red de prostitución en la sede del PRI
en el DF, tres jóvenes que denunciaron al priísta, impugnaron la
decisión de la Procuraduría General
de Justicia capitalina (PGJDF).
A más de un año de ser acusado y pese a testimonios, audios y demás
pruebas, El Consejo General del Instituto Electoral del DF aprobó en julio la
exoneración del PRI y de Cuauhtémoc Gutiérrez por no encontrar elementos
suficientes. Parece que ni el audio de casi 4 horas de una mujer infiltrada en
el proceso de selección de tan truculenta maniobra, ni los testigos de mujeres
reclutadas por Gutiérrez, son suficiente prueba.
Cuauhtémoc Gutiérrez, el "padrotón tricolor" |
Por si fuera poco, recientemente la PGJDF reveló los datos personales de
las mujeres que denunciaron la red de prostitución. Este acto viola
completamente la privacidad de las víctimas que habían declarado con sus
identidades resguardadas, y que ahora no saben si su nombre o sus fotos podrían
servir para que alguien las perjudique.
Teresa Ulloa, la abogada de las mujeres afectadas, denuncia que ha
recibido amenazas de violación, además de ser fotografiada constantemente
durante sus manifestaciones.
Ulloa sigue luchando para que se vuelva a abrir la investigación en contra
de Cuauhtémoc. Si la impugnación de las víctimas no procede, irán por un juicio
de amparo donde argumentarán que la investigación de la red de prostitución se
llevó a cabo dentro de una averiguación previa presentada por el PRD y el PAN.
***
El próximo lunes volverán a sonar “las
chicharras” que anuncian la entrada a los salones de clase en todas las
escuelas primarias, secundarias, preparatorias y algunas facultades del país y
en EL AJUSTE creímos pertinente mostrarles algunas carreras que podrían
interesarles a sus “querubines” porque…
Si todavía no saben qué carrera estudiar o
simplemente andan de curiosos, el Instituto Mexicano para la
Competitividad (IMCO) lanzó un
buscador donde pueden ver cuáles son las carreras más rentables en México. El portal
contiene datos y estadísticas de más de 60 carreras, sobre la calidad de
inversión, cuánta gente la estudia, qué posibilidades de trabajo hay o si de
plano se van a morir de hambre estudiando eso. Además permite comparar
hasta tres carreras para saber cuál conviene más. Chécalo aquí.
El estudio del IMCO también reveló que un profesionista recibe en
promedio un ingreso mensual 95% más alto que alguien que estudió únicamente la
preparatoria, pero dentro de esos profesionistas hay unos MUCHO mejor pagados
que otros. Échenle un ojito a estas listas de las diez carreras mejor y peor
pagadas.
Y para los de diseño, hay otra mala noticia; no sólo están casi hasta
abajo de la lista de peores pagados, sino que además, el estudio reveló que uno
de cada dos diseñadores trabajan informalmente.
Otro dato importante fue que las carreras en las que se concentran la
mayoría de los mexicanos son sólo nueve: Administración y gestión de empresas, Contabilidad
y fiscalización, Derecho, Formación docente para educación básica nivel
primaria, Ingeniería industrial, mecánica, electrónica y tecnología, Medicina, Psicología,
Ciencias de la computación, Tecnologías de la información y la comunicación.
Además, Manuel Molano, director adjunto del IMCO, dijo que las carreras
más rentables en un futuro serán las relacionadas con el sector energético,
mientras que las relacionadas con la docencia irán aumentando el riesgo de
desempleo, como consecuencia de la Reforma Educativa.
***
Ahora le voy a contar una
historia que, seguramente, le hará desear tener un hijo como Carlos que, al
igual que todos los niños de su edad, disfruta comer golosinas, en especial un
chocolate; se siente libre al montar una bicicleta y le encantan los
videojuegos, particularmente los clásicos de Súper Mario Bros. Pero lo que
realmente le apasiona es la química.
A sus nueve años, Carlos
Santamaría Díaz es el alumno más joven de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM), donde cursa algunos módulos del diplomado en bioquímica y
biología molecular para la industria farmacéutica y biotecnológica, dirigido a
egresados de estas disciplinas, estudiantes de posgrado o quienes trabajan en
áreas afines.
Carlos Santamaría en la UNAM |
Es un niño con altas capacidades
cognitivas, pero ese potencial no ha sido nada fácil para él y sus padres. Ha
estado inscrito en escuelas públicas y privadas, incluso del extranjero, pero
los profesores no lo comprendían y siempre esbozaron varios argumentos: no se
adapta, no pone atención, se distrae mucho y no tenemos idea de qué le pase.
Y es que Carlos se aburría de ver siempre
lo mismo en clase y simplemente se quedaba dormido en el
salón. Siempre me he llevado mal con los maestros. Me dormía en clase, los
temas eran repetidos y los compañeros siempre preguntaban lo que la profesora
acababa de explicar, expresa.
Al recordar esto no puede evitar que
una gran y pícara sonrisa aparezca en su rostro. Se tapa la boca con las manos
y trata de continuar: Me llegaron a sacar del salón, sentía que los
maestros no me entendían y se los decía, pero no me creían. Hablaban de temas
que yo ya conocía.
Su capacidad cognitiva lo hizo aprender
a leer a los tres años y medio, gracias a un juego de letras que alguien le
regaló. Siempre le preguntaba a su madre, Arcelia Díaz Sotelo, profesora de
educación física, qué letra era ésta o aquella y cómo sonaban al combinarlas.
Al niño no le importaba si su madre estaba cocinando, realizando alguna otra
labor del hogar o caminando en la calle. Quería aprender el abecedario.
No pasaron ni seis meses de estar
pegado a ese juego cuando dio la primera sorpresa a su madre, quien recuerda que
lo descubrió leyendo los meses del año en un calendario.
Entonces no se detuvo. Se hizo amigo de
los libros, se interesó por la astronomía y por aprender a leer aún mejor. Se
volvió autodidacta. Cuando los libros fueron insuficientes, la Internet se convirtió
en su aliado. Fue así como descubrió la química, disciplina que de acuerdo con
su padre, Fabián Santamaría Plascencia, ingeniero mecánico, es una
verdadera fiesta para él.
Carlos está por iniciar el cuarto año
de primaria, pero debido a sus malas experiencias en la educación presencial,
lo cursará en línea en una institución de España, gracias a un programa de la
Unión Europea. El plan es que, al concluir, pueda aplicar para el programa
10-14 del Instituto Nacional de Educación para los Adultos para acreditar en un
año quinto y sexto de primaria.
En la búsqueda de opciones para que
desarrollara la disciplina que le apasiona y tras mucho andar, los padres de
Carlos hallaron una opción: la UNAM. Se acercaron a la Secretaría de Extensión
Académica de la Facultad de Química, en la cual una entrevista de sólo 15
minutos con el menor bastó para que fuera aceptado, en principio, en un
diplomado en química analítica, donde cursó con éxito dos de tres módulos.
No es un estudiante que necesite tomar
apuntes en clase o repasar lo visto en casa. Alcanzó nueve de calificación,
cuando su padre le dijo que si hubiera estudiado habría obtenido 10, el niño
sólo contestó: Si no son competencias.
Un tanto retraído, a Carlos le ha
costado hacer amigos, pero cuando los tiene se lleva de maravilla con ellos.
Sus mejores compañeros son sus primos. En entrevista con La Jornada detiene
unos instantes la charla para hacer memoria y, usando los dedos, dice
finalmente: Tengo nueve primos, con ellos me llevo
muy bien, jugamos y todo.
Por más que trata de encontrar una
respuesta, no sabe explicar por qué su interés por la química, sobre todo la
bioquímica. Pero también ama la música, sabe leer el pentagrama; es un
apasionado de Súper Mario Bros, y reconoce que cuando se sube a su bicicleta se
puede olvidar de todo.
Hoy el niño es buscado por decenas de
medios informativos.
Pacientemente, aunque cansado, se
da tiempo para atenderlos. Pero advierte que poco antes de la cinco de la tarde
correrá hasta el salón 323 del edificio D de la Facultad de Química para llegar
puntual a su diplomado. Se despide, toma su tablet y aclara: No es Ipod,
es de Windows; también una lapicera de color azul, su favorito, y una carpeta
con el escudo de la UNAM.
Su madre se muestra preocupada porque
en el sistema educativo nacional no hay condiciones para detectar a niños con
un desarrollo cognitivo alto, pero tampoco para apoyar a quienes necesitan un
mayor empuje. Aun cuando la SEP cuenta con un programa de educación especial, ‘‘el
profesor de ese esquema nos decía que Carlos no tenía las características de un
niño sobresaliente”.
Carlos es tan inteligente que sus
bromas hacen alusión a la ciencia, al igual que lo hace el personaje principal
de The Big Bang Theory, Sheldon Cooper. Y también como el peculiar físico
de esa comedia de televisión, el niño universitario ya tomó en línea un curso
sobre las banderas de todo el mundo y uno más para aprender palabras en griego.
Un día uno de sus compañeros le hizo
una seña obscena y en lugar de ofenderse, Carlos le dijo que eso no era un
insulto, sino que tenía que ver con la erección de un pene y con la
reproducción humana, narra su padre.
La UNAM le ha devuelto la sonrisa al
menor. Ya no siente el estrés de los días de la escuela primaria. A diario
espera ansioso que pase la mañana para llegar al diplomado. En
la primaria me dormía, pero aquí, en las cuatro horas de clase estoy bien
despierto.
¿Cómo la ve, no quisiera usted tener
un hijo como Carlos?
Ahí se lo dejo de tarea, platíquelo
con sus hijos y ya luego me cuenta pero por hoy vamos dejándolo aquí, nos vemos
el lunes cuando tengamos un número más de EL AJUSTE DE CUENTOS pero ahora y por
favor ya no le haga usted más al cuento y ¡ya váyase a trabajar! ¿no le parece?
recuerde que hoy todavía es beviernes y hay que trabajar para luego ir a
reventar y no al revés. Llévela suave, pórtese bien y sea muy feliz.
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