viernes, 21 de agosto de 2015

CUAUHTÉMOC, PERDONADO -- LAS MEJOR Y PEOR PAGADAS - CARLOS, NIÑO GENIO

¿Recuerda usted a aquél panzón que tenía su “negocito” de “edecanes y acompañantes” en el PRI del DF? Bueno pues ahora le voy a contar que…
Después de que en julio, Cuauhtémoc Gutiérrez quedara liberado de todas las acusaciones en su contra por encabezar una red de prostitución en la sede del PRI en el DF, tres jóvenes que denunciaron al priísta, impugnaron la decisión de la Procuraduría General de Justicia capitalina (PGJDF).
A más de un año de ser acusado y pese a testimonios, audios y demás pruebas, El Consejo General del Instituto Electoral del DF aprobó en julio la exoneración del PRI y de Cuauhtémoc Gutiérrez por no encontrar elementos suficientes. Parece que ni el audio de casi 4 horas de una mujer infiltrada en el proceso de selección de tan truculenta maniobra, ni los testigos de mujeres reclutadas por Gutiérrez, son suficiente prueba.
Cuauhtémoc Gutiérrez, el "padrotón tricolor"

Por si fuera poco, recientemente la PGJDF reveló los datos personales de las mujeres que denunciaron la red de prostitución. Este acto viola completamente la privacidad de las víctimas que habían declarado con sus identidades resguardadas, y que ahora no saben si su nombre o sus fotos podrían servir para que alguien las perjudique.
Teresa Ulloa, la abogada de las mujeres afectadas, denuncia que ha recibido amenazas de violación, además de ser fotografiada constantemente durante sus manifestaciones.
Ulloa sigue luchando para que se vuelva a abrir la investigación en contra de Cuauhtémoc. Si la impugnación de las víctimas no procede, irán por un juicio de amparo donde argumentarán que la investigación de la red de prostitución se llevó a cabo dentro de una averiguación previa presentada por el PRD y el PAN.
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El próximo lunes volverán a sonar “las chicharras” que anuncian la entrada a los salones de clase en todas las escuelas primarias, secundarias, preparatorias y algunas facultades del país y en EL AJUSTE creímos pertinente mostrarles algunas carreras que podrían interesarles a sus “querubines” porque…
Si todavía no saben qué carrera estudiar o simplemente andan de curiosos, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) lanzó un buscador donde pueden ver cuáles son las carreras más rentables en México. El portal contiene datos y estadísticas de más de 60 carreras, sobre la calidad de inversión, cuánta gente la estudia, qué posibilidades de trabajo hay o si de plano se van a morir de hambre estudiando eso.  Además permite comparar hasta tres carreras para saber cuál conviene más. Chécalo aquí.
El estudio del IMCO también reveló que un profesionista recibe en promedio un ingreso mensual 95% más alto que alguien que estudió únicamente la preparatoria, pero dentro de esos profesionistas hay unos MUCHO mejor pagados que otros. Échenle un ojito a estas listas de las diez carreras mejor y peor pagadas.


Y para los de diseño, hay otra mala noticia; no sólo están casi hasta abajo de la lista de peores pagados, sino que además, el estudio reveló que uno de cada dos diseñadores trabajan informalmente.
Otro dato importante fue que las carreras en las que se concentran la mayoría de los mexicanos son sólo nueve: Administración y gestión de empresas, Contabilidad y fiscalización, Derecho, Formación docente para educación básica nivel primaria, Ingeniería industrial, mecánica, electrónica y tecnología, Medicina, Psicología, Ciencias de la computación, Tecnologías de la información y la comunicación.
Además, Manuel Molano, director adjunto del IMCO, dijo que las carreras más rentables en un futuro serán las relacionadas con el sector energético, mientras que las relacionadas con la docencia irán aumentando el riesgo de desempleo, como consecuencia de la Reforma Educativa.
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Ahora le voy a contar una historia que, seguramente, le hará desear tener un hijo como Carlos que, al igual que todos los niños de su edad, disfruta comer golosinas, en especial un chocolate; se siente libre al montar una bicicleta y le encantan los videojuegos, particularmente los clásicos de Súper Mario Bros. Pero lo que realmente le apasiona es la química.
A sus nueve años, Carlos Santamaría Díaz es el alumno más joven de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde cursa algunos módulos del diplomado en bioquímica y biología molecular para la industria farmacéutica y biotecnológica, dirigido a egresados de estas disciplinas, estudiantes de posgrado o quienes trabajan en áreas afines.
Carlos Santamaría en la UNAM

Es un niño con altas capacidades cognitivas, pero ese potencial no ha sido nada fácil para él y sus padres. Ha estado inscrito en escuelas públicas y privadas, incluso del extranjero, pero los profesores no lo comprendían y siempre esbozaron varios argumentos: no se adapta, no pone atención, se distrae mucho y no tenemos idea de qué le pase.
Y es que Carlos se aburría de ver siempre lo mismo en clase y simplemente se quedaba dormido en el salón. Siempre me he llevado mal con los maestros. Me dormía en clase, los temas eran repetidos y los compañeros siempre preguntaban lo que la profesora acababa de explicar, expresa.
Al recordar esto no puede evitar que una gran y pícara sonrisa aparezca en su rostro. Se tapa la boca con las manos y trata de continuar: Me llegaron a sacar del salón, sentía que los maestros no me entendían y se los decía, pero no me creían. Hablaban de temas que yo ya conocía.
Su capacidad cognitiva lo hizo aprender a leer a los tres años y medio, gracias a un juego de letras que alguien le regaló. Siempre le preguntaba a su madre, Arcelia Díaz Sotelo, profesora de educación física, qué letra era ésta o aquella y cómo sonaban al combinarlas. Al niño no le importaba si su madre estaba cocinando, realizando alguna otra labor del hogar o caminando en la calle. Quería aprender el abecedario.
No pasaron ni seis meses de estar pegado a ese juego cuando dio la primera sorpresa a su madre, quien recuerda que lo descubrió leyendo los meses del año en un calendario.
Entonces no se detuvo. Se hizo amigo de los libros, se interesó por la astronomía y por aprender a leer aún mejor. Se volvió autodidacta. Cuando los libros fueron insuficientes, la Internet se convirtió en su aliado. Fue así como descubrió la química, disciplina que de acuerdo con su padre, Fabián Santamaría Plascencia, ingeniero mecánico, es una verdadera fiesta para él.
Carlos está por iniciar el cuarto año de primaria, pero debido a sus malas experiencias en la educación presencial, lo cursará en línea en una institución de España, gracias a un programa de la Unión Europea. El plan es que, al concluir, pueda aplicar para el programa 10-14 del Instituto Nacional de Educación para los Adultos para acreditar en un año quinto y sexto de primaria.
En la búsqueda de opciones para que desarrollara la disciplina que le apasiona y tras mucho andar, los padres de Carlos hallaron una opción: la UNAM. Se acercaron a la Secretaría de Extensión Académica de la Facultad de Química, en la cual una entrevista de sólo 15 minutos con el menor bastó para que fuera aceptado, en principio, en un diplomado en química analítica, donde cursó con éxito dos de tres módulos.
No es un estudiante que necesite tomar apuntes en clase o repasar lo visto en casa. Alcanzó nueve de calificación, cuando su padre le dijo que si hubiera estudiado habría obtenido 10, el niño sólo contestó: Si no son competencias.
Un tanto retraído, a Carlos le ha costado hacer amigos, pero cuando los tiene se lleva de maravilla con ellos. Sus mejores compañeros son sus primos. En entrevista con La Jornada detiene unos instantes la charla para hacer memoria y, usando los dedos, dice finalmente: Tengo nueve primos, con ellos me llevo muy bien, jugamos y todo.
Por más que trata de encontrar una respuesta, no sabe explicar por qué su interés por la química, sobre todo la bioquímica. Pero también ama la música, sabe leer el pentagrama; es un apasionado de Súper Mario Bros, y reconoce que cuando se sube a su bicicleta se puede olvidar de todo.
Hoy el niño es buscado por decenas de medios informativos.
Pacientemente, aunque cansado, se da tiempo para atenderlos. Pero advierte que poco antes de la cinco de la tarde correrá hasta el salón 323 del edificio D de la Facultad de Química para llegar puntual a su diplomado. Se despide, toma su tablet y aclara: No es Ipod, es de Windows; también una lapicera de color azul, su favorito, y una carpeta con el escudo de la UNAM.
Su madre se muestra preocupada porque en el sistema educativo nacional no hay condiciones para detectar a niños con un desarrollo cognitivo alto, pero tampoco para apoyar a quienes necesitan un mayor empuje. Aun cuando la SEP cuenta con un programa de educación especial, ‘‘el profesor de ese esquema nos decía que Carlos no tenía las características de un niño sobresaliente”.
Carlos es tan inteligente que sus bromas hacen alusión a la ciencia, al igual que lo hace el personaje principal de The Big Bang Theory, Sheldon Cooper. Y también como el peculiar físico de esa comedia de televisión, el niño universitario ya tomó en línea un curso sobre las banderas de todo el mundo y uno más para aprender palabras en griego.
Un día uno de sus compañeros le hizo una seña obscena y en lugar de ofenderse, Carlos le dijo que eso no era un insulto, sino que tenía que ver con la erección de un pene y con la reproducción humana, narra su padre.
La UNAM le ha devuelto la sonrisa al menor. Ya no siente el estrés de los días de la escuela primaria. A diario espera ansioso que pase la mañana para llegar al diplomado. En la primaria me dormía, pero aquí, en las cuatro horas de clase estoy bien despierto.
¿Cómo la ve, no quisiera usted tener un hijo como Carlos?

Ahí se lo dejo de tarea, platíquelo con sus hijos y ya luego me cuenta pero por hoy vamos dejándolo aquí, nos vemos el lunes cuando tengamos un número más de EL AJUSTE DE CUENTOS pero ahora y por favor ya no le haga usted más al cuento y ¡ya váyase a trabajar! ¿no le parece? recuerde que hoy todavía es beviernes y hay que trabajar para luego ir a reventar y no al revés. Llévela suave, pórtese bien y sea muy feliz.

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