viernes, 8 de abril de 2011

VAMOS PERDIENDO ¿SE VA LUIS?

Ayer, durante su participación en la XXVIII Conferencia Internacional Contra las Drogas con la ponencia titulada “Integración de un Frente Común Contra la Delincuencia Organizada”, afirmó William R. Brownfield, subsecretario de Estado adjunto de la Oficina de Asuntos Internacionales de Procuración de Justicia y Narcotráfico de los Estados Unidos.


El funcionario con 32 años de trayectoria en el combate a las drogas señaló que legalizar el consumo de enervantes sería una manera “simplista” de arreglar las cosas y reconoce que “nos equivocamos” cuando se consideró que el problema del tráfico de drogas “podría ser resuelto rápidamente con una campaña agresiva”, también cuando se pensó que el asunto se podría combatir país por país, igualmente cuando fue visto “como una cuestión que únicamente tenía que ver con el cumplimiento de la ley, con enjuiciamiento, y pensábamos que no requería un enfoque gubernamental pleno”.

Así pues, agregó, cuando un país enfrente altos índices de robos u homicidios, que se legalicen esos delitos y se acabó el problema. “Se acabaría la delincuencia en todo el mundo, simplemente legalizándola”.

Brownfield señaló que “en 1979 evaluamos el problema del uso y el tráfico de drogas como un problema que podría ser resuelto rápidamente con una campaña agresiva y con grandes esfuerzos, han pasado 32 años, miles de millones de dólares y muchas estrategias después y podría decirles que no tuvimos razón, no le atinamos.

“Este problema no está sujeto a una solución rápida. En 1979 estábamos convencidos que podíamos resolver el problema de las drogas país por país, y que aunque quizá no pudiéramos resolver el problema en todo el mundo, de alguna manera lo podríamos resolver en algunos países a título individual, nos equivocamos, y eso lo aprendimos en las décadas de los 70, 80 y 90, conforme las organizaciones de narcotráfico se hicieron más globales, y tendieron sus tentáculos más allá los países y las fronteras de los países individuales.

“En 1979 creíamos que el problema de las drogas podía ser enfrentado como una cuestión que tenía que ver con el cumplimiento de la ley, con enjuiciamiento, y pensábamos que no requería un enfoque gubernamental pleno, nos equivocamos, tiene que ver con cuestiones económicas, políticas, de seguridad, diplomáticas, sociales, de salud, educación y aspectos culturales, y si no integramos todos estos elementos en nuestra solución estamos condenados al fracaso.

“En 1979 evaluamos que el narcotráfico y el uso de estupefacientes era como una cadena que empezaba con el cultivo y concluía con su distribución y venta final, y dijimos que en caso de que fuera una cadena, si quitáramos un eslabón, toda la cadena se rompería, por lo tanto, nos centramos en un tema en particular que fue la incautación y después otro tema que fue la erradicación, y en los años siguientes en los precursores químicos, y cada vez decíamos que si lográbamos resolver este elemento del problema toda la estructura se vendrá abajo, nos equivocamos.

“Hemos aprendido que debemos manejar todo el problema en su totalidad como un todo, si nosotros quitamos un eslabón de esa cadena, nuestro adversario simplemente encontrará la forma de darle la vuelta y reemplazarlo”, afirmó el subsecretario de Estado adjunto de la Oficina de Asuntos Internacionales de Procuración de Justicia y Narcotráfico de Estados Unidos.

El estadunidense concluyó su ponencia, señalando que “en los últimos 40 años todos hemos aprendido que no hay una solución única para este problema, y quien lo diga o es muy tonto o es muy deshonesto”.

Y recomendó que las naciones consumidoras reduzcan su consumo (asumiéndose como un funcionario del país más consumidor del mundo); que todas las naciones trabajen en el fortalecimiento de las instituciones encargadas de seguridad y procuración de justicia; no permitir que las naciones tengan sitios donde se refugien los delincuentes y los traficantes; acuerdos de extradición y de colaboración jurídica multinacional.

Sin embargo, afirmó: “no garantizo que si acatamos esta hoja de ruta tengamos éxito”, y se conformó con que se reduzca la actividad delictiva, “porque entonces ya habremos logrado algo”.

Por su parte el presidente Felipe Calderón se dijo abierto a la crítica y propuesta responsable, pero advirtió que reforzará su lucha contra la delincuencia confiado en que se alcanzará la gloria del triunfo.

Al final de la Cumbre antidrogas que se realizó en este puerto no habló directamente de las marchas contra la violencia efectuadas ayer por el asesinato de siete personas en Morelos y justificó la lucha contra la delincuencia por la protección de la población y de los jóvenes y mencionó que "no hay mayor dolor para la sociedad que ver caer a sus jóvenes abatidos por asesinos sin escrúpulos" y recordando una frase de Benito Juárez para reafirma que va a "ganar" esta lucha: "es verdad que todavía habrá necesidad de luchar, porque todavía hay necesidad que vencer, pero las dificultades no harán más que aumentar la gloria del triunfo. Es indudable que habrá de triunfar la causa del derecho y de la humanidad".

Ante Michelle Leonhart, administradora de la DEA Calderón criticó la dualidad de políticas que ataca la producción y tráfico de drogas, y puso de ejemplo como los jóvenes de las universidades más prestigiadas ven como "lo más cool y divertido" consumir drogas, lo que ya no ocurre con fumar un cigarro e insistió en reprochar el tráfico de armas que llegan a México.

Sea como fuere aún nos quedan muchos años en esta batalla contra el narco y mientras tanto serán muchas las vidas que se han de perder, muchos los niños y jóvenes de este país que han de caer en sus garras y muchas las heridas que hemos de sufrir antes, siquiera, de poder decir que, en realidad, se avanza en el combate y que en verdad podemos ganar esta ya muy larga y costosa guerra ¿no le parece?

Por otra parte déjeme le cuanto que resulta sumamente lamentable que un personaje como Luis Pavía Mendoza, conocido empresario radiofónico radicado, desde hace muchos años, en la isla de las golondrinas y a quién desde nuestra ya lejana juventud (la de ambos) conozco como muy inquieto, trabajador y soñador acostumbrado a ver sus sueños hechos realidad como resultado de su trabajo, haya tomado la determinación de dejar la batuta de sus empresas para emigrar al extranjero ante el temor de la integridad de su familia luego de un rudo enfrentamiento verbal con Bibiano Villa “No hay garantías por parte del general y por eso me voy del país pues temo por la integridad de mi familia”.

Desde luego que don Bibiano no puede tazar a todos con el mismo rasero, Luis Pavía es un hombre bueno que no necesita de ningún cargo en la policía para vivir bien y si aceptó colaborar en la corporación es porque es un hombre agradecido con esta tierra que lo ha cobijado por años y quiso, por su preparación policiaca, devolver con trabajo algo de lo que ha recibido.



Así las cosas mejor vamos dejándolo aquí, nos vemos el lunes cuando rengamos un número más de EL AJUSTE DE CUENTOS pero ahora y por favor ya no le haga usted más al cuento, no vaya siendo la de malas porque entonces sí que ya la

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