A propósito de elecciones que, como en todas, incluyen
victorias y derrotas, risas y llantos, sorpresas, encabr..itamientos, inconformidades
y desencantos, hoy en EL AJUSTE queremos que usted se olvide un rato de todas
esas tribulaciones propias de una jornada electoral en la que, por lo general,
los triunfadores suelen sufrir una radical transformación que se me ocurre
pensar que algo mágico, además de todo lo ya sabido, debe tener el ganar una
elección.
Por lo general, los que ganan una presidencia municipal
suelen sentir que han ganado un título nobiliario o al menos así lo sienten. De
inmediato sus esposas comienzan a mirar a sus vecinos por arriba del hombro,
sus antiguas “amigochas del alma” tienen que sacar cita para chismear con ellas
porque, de pronto, dejan la fodongüez y se llenan de compromisos que no son más
que seguir chismeando pero ahora con “las de la alta”. Los hijos se vuelven
“príncipes”, se comienzan a codear con otros chavitos como ellos pero con
billete, los lleva “el chofer” a la escuela, toman clases de karate y las niñas
de piano porque “fulanito lo hace” y tú también debes hacerlo. En fin, la vida
cambia y los cambia.
Es en este punto en el que le voy a pedir que se relaje,
que se olvide de elecciones, que lo tome con calma porque hoy, en EL AJUSTE, le
voy a hacer una revelación: en México tenemos realeza. Está un poco largo, es fusilado
pero por lo interesante vale la pena gastarse unos minutos para enterarse. Le
va a gustar y por eso, solo por eso, ahí le va….
No únicamente España o el Reino Unido cuentan con
una “familia real”. México también tiene la suya. Sólo que, en este caso, la
“familia imperial” vive en el exilio. Además, no es considerada como tal en nuestro
país, ante la inexistencia del “trono de México”, pero en Europa son tratados
por la nobleza del Viejo Continente como “los legítimos herederos de la
dinastía mexicana De Iturbide”.
Agustín de Iturbide |
Se trata de la familia Götzen-Iturbide Franceschi,
encabezada actualmente por el “príncipe imperial” Maximiliano, descendiente
directo de Agustín de Iturbide, primer emperador mexicano y consumador de la
Independencia del país. Maximiliano o Maximilien von Götzen-Iturbide está
casado con María Anna de Franceschi, quien desciende de una línea de nobles
croatas y venecianos. Tienen dos hijos nacidos en Australia: Fernando,
actualmente de 21 años, quien sería el segundo en la línea de sucesión al
“trono imperial”, y Emanuela, nacida en 1998.
Perth, Australia, localidad que cuenta con poco más
de un millón y medio de habitantes, en su mayoría inmigrantes, es la ciudad que
alberga a los Götzen-Iturbide Franceschi. Maximiliano es empresario, gusta de
practicar deportes, como la equitación y el esquí, y participa en competencias de
yates. Su hijo mayor, el príncipe Fernando Leopoldo, fue educado en el
exclusivo y prestigioso instituto suizo Le Rosey. Está interesado en la
historia mexicana y estudia actualmente administración gubernamental en la
Universidad de Georgetown.
Por el Institut Le Rosey han pasado numerosos
nobles europeos, como el rey Juan Carlos I de España; Rainiero III, príncipe de
Mónaco, o el príncipe Guillermo, gran duque, heredero de Luxemburgo.
En la actualidad no existen registros sobre
declaraciones relacionadas con México que haya realizado algún integrante de la
familia imperial. Excélsior buscó a Maximilien y a Fernando para
entrevistarlos, pero hasta el cierre de esta edición (7 de julio) no se recibió
respuesta por parte de los Götzen-Iturbide. “Don Maximiliano es el indiscutible
jefe de la Casa Imperial de México y es heredero al trono, tanto por parte de
la tradición Iturbide como por la Habsburgo. Él ha sido la cabeza de la Casa
Imperial por cerca de 50 años, y es necesario aclarar que no está interesado en
desempeñar algún papel político en México”, explicó el investigador Enrique
Sada, quien es cercano a los Götzen-Iturbide.
Maximiliano Götzen-Iturbide |
En México la monarquía no existe y la Constitución
establece, en su artículo 12, que en el territorio nacional “no se concederán
títulos de nobleza, ni prerrogativas y honores hereditarios, ni se dará efecto
alguno a los otorgados por cualquier otro país”, por lo que en caso de que los
Götzen-Iturbide arriben a México no se les reconocerían sus títulos
nobiliarios. Sin embargo, la inexistencia de la monarquía en nuestro país no fue
obstáculo para que, en 2011, Maximiliano Götzen-Iturbide fuera recibido en el
Palacio Apostólico del Vaticano como el “legítimo heredero al trono de México”
por Joseph Ratzinger, entonces papa Benedicto XVI.
La tragedia de una familia.- Al menos
tres acontecimientos trágicos han marcado a la dinastía Iturbide. El
fusilamiento de Agustín I en Padilla, Tamaulipas, tras su exilio y posterior
retorno a México; la ejecución del emperador Maximiliano de Habsburgo, así como
la muerte de María Josepha Sophia de Iturbide y Mikos de Tarrodhaza, abuela del
actual “príncipe imperial”, en un campo de concentración comunista.
En marzo de 1823, Agustín de Iturbide abdicó al
Trono de México y se exilió en Italia. En México fue declarado traidor y fuera
de la ley por el Congreso. Se dictaminó que si volvía al país se le debía
fusilar inmediatamente, decreto que exhibía el temor de que el antiguo
emperador retornara del exilio.
Ignorando el decreto proclamado en su contra,
Iturbide se embarcó junto con su familia a México para prevenir al gobierno
sobre los planes de España para reconquistar el país. Desembarcó en Soto la
Marina el 15 de julio de 1824. Ahí fue arrestado por Felipe de la Garza, y el
Congreso local por votación casi unánime —dos diputados se opusieron— condenó a
muerte por fusilamiento a Iturbide.
Agustín de Iturbide fue fusilado en Padilla,
Tamaulipas, el 19 de julio de 1824. “¡No soy un traidor, no!”, fueron las
últimas palabras del primer emperador mexicano. “Estados
Unidos, a diferencia de Inglaterra y el resto de América, no celebraron la obra
y el genio del Libertador de México: la vieron con temor y desafecto.
Iturbide les recordaba a Napoleón en todos los sentidos, según se desprende de
las conversaciones entre Thomas Jefferson y el presidente James Monroe, pues
sabían que un hombre así, ya como primer jefe, regente o emperador sería no
sólo un estorbo para los planes expansionistas que tenían sobre México y Cuba,
también les parecía una amenaza a su integridad territorial y a su sistema de
gobierno”, aseguró el historiador Enrique Sada sobre la caída del Primer
Imperio Mexicano. La nieta de Agustín de Iturbide, María Josepha, se convirtió en cabeza
de la Casa Imperial de México en 1925, tras el fallecimiento de su tío, también
de nombre Agustín.
De acuerdo con el ya fallecido historiador español
Juan Balansó, quien siguió la historia de la monarquía mexicana, doña María era
muy modesta, piadosa y nunca busco desempeñar papel político alguno. Se casó en
dos ocasiones y tuvo dos hijas. Su primer matrimonio fue en Hungría, el 12 de
marzo de 1908 con el Barón Johann Nepomuk Tunkl, capitán de caballería del
ejército imperial austro-húngaro. De este matrimonio nacieron dos hijas, María
Ana Tunkl Iturbide, que permaneció soltera, y María Gisela Tunkl Iturbide,
quien se casó en primeras nupcias en 1940 con el conde Gustavo Adolfo von
Götzen y, en segundas, con Ottavio Stefano della Porta en 1959. María Gisela
fue madre del conde Maximiliano Götzen-Iturbide, actual heredero al Trono de
México.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial fue internada
en un campo de concentración rumano junto con su segundo esposo, Charles de
Garriere, acusados de “monárquicos y enemigos del pueblo”. Su heredero, según
su testamento y con el consentimiento de sus dos hijas, fue su único nieto:
Maximilien von Götzen-Iturbide.
Unión Imperial.- Fueron dos las oportunidades que tuvo la familia
Iturbide para gobernar México: la primera, cuando por aclamación popular, tras
la consumación de la Independencia, Agustín de Iturbide fue coronado como el
primer emperador del naciente país. La segunda oportunidad surgió durante el Segundo
Imperio, cuando Maximiliano y Carlota, al no poder tener descendientes,
decidieron “adoptar” a los nietos del primer gobernante del México
Independiente. Ahí surgió la historia contemporánea de los herederos de ambos
imperios.
Maximiliano de Habsburgo, emperador desde el 10 de
abril de 1864 al 15 de mayo de 1867, “adoptó” a Agustín de Iturbide y Green,
nieto del consumador de la Independencia y primer emperador de la naciente
nación mexicana, Agustín de Iturbide, y a su primo Salvador. Fue idea
del ex archiduque del imperio Austro-Húngaro el unir las casas Iturbide y
Habsburgo en la figura del denominado Príncipe de Iturbide para asegurar el
futuro del trono imperial de México. “Esta acción no nació de los instintos paternales
de Maximiliano y no fue una adopción como tal. Fue un contrato bien pensado que
negoció Carlota con la familia Iturbide, pero ella no firmó”, explicó Catherine
Mansell a Excélsior.
Según la investigadora, el segundo emperador de
México aparece como cotutor, junto con Josefa de Iturbide, tía del niño, y lo
hizo “como algo simbólico” con el objetivo de garantizar la permanencia del
Imperio Mexicano. “La derrota de esta idea implicó la derrota del Imperio, pues los
mexicanos prefirieron ser ciudadanos de una república que súbditos en una
monarquía”, precisó Mansell.
Consultada por este diario, Mansell Mayo detalló
que los archivos del emperador Iturbide y su familia se encuentran ahora en
Washington D.C., Estados Unidos, concretamente en la Biblioteca del Congreso y
en la Universidad Católica e, incluso, las memorias de la esposa del Príncipe
de Iturbide se encuentran aún inéditas.
El país arropa a hijos de reyes.- Nuestro país cuenta con varios compatriotas que nacieron con sangre azul,
pues sus antepasados se enlazaron con nobles de diversos países y, por ello,
algunos son herederos al trono o tienen derecho a un título dinástico.
Princesa mexicana.- La escritora Elena Poniatowska, de ascendencia
polaca, aunque nació en Francia, adquirió la nacionalidad mexicana en 1969. Al
nacer adquirió el título de princesa, debido a que su padre fue el príncipe
Jean Ciolek Poniatowski, quien descendía de la familia del último rey de
Polonia, Estanislao II Poniatowski. En la década de 1940, los Poniatiski
llegaron a la Ciudad de México. A esta familia de linaje real pertenece Kitzia
Nin Poniatowska, sobrina de Elena, quien también se dedica a la literatura.
Noble olímpico.- Durante los Juegos Olímpicos de Invierno en
2010, realizados en Vancouver, Canadá, participó compitiendo por México en el
deporte de esquí un príncipe llamado Hubertus Rudolph von Fürstenberg-von
Hohenlohe-Langenburg, descendiente de la familia real de Württemberg, un
antiguo principado ubicado en la actual Alemania. Este deportista de sangre azul
nació en la Ciudad de México en febrero de 1959. También es cantante, fotógrafo
y empresario. En 1981 fundó la Federación Mexicana de Esquí y en 1984 representó
a México en los Juegos Olímpicos de Sarajevo, Yugoslavia.
La madre de Hubertus Rudolph es la princesa Ira von
Fuerstenberg, una noble ítalo-alemana y sobrina de Gianni Agnelli, el magnate
de la marca de vehículos Fiat. El padre es Alfonso von Hohenlohe, quien
introdujo el automóvil Volkswagen a nuestro país. Según el Comité Olímpico
Mexicano, Von Hohenlohe reside en Marbella, en Liechtenstein y, debido a sus
actividades, también en Austria, donde es cantante pop y mantiene frecuente
contacto en los círculos sociales de Viena.
La condesa mexicana.- La mexicana Genoveva Casanova, de profesión
modelo, se casó con el conde de Salvatierra, Cayetano Martínez de Irujo, hijo
de la Duquesa de Alba. Dos años duró el matrimonio que la convirtió en condesa
de Salvatierra, tiempo en que tuvo dos hijos.
Sueños monárquicos.- Si bien Maximilien Götzen Iturbide, heredero al
Trono de México, no tiene pretensiones de buscar el poder en nuestro país,
existen aquí diversos grupos que buscan “la restauración pacífica de la
monarquía”.
En redes sociales se puede encontrar al grupo “Yo
apoyo el regreso de la monarquía en México. Viva el III Imperio Mexicano” o
también al “Partido Monárquico Mexicano”. “Apoyamos el regreso de la Monarquía
a México con don Maximiliano von Götzen-Iturbide, actual portador y protector
de la Casa Imperial Mexicana, y príncipe imperial de México. En este sitio
estamos en favor de la monarquía y de la Casa de Iturbide como única legítima
Casa real que puede aspirar al trono de México”, afirman en un sitio de
internet con más de cinco mil seguidores. “Con el regreso de los emperadores se
instauraría la monarquía constitucional... y México poseería la única monarquía
del continente y tendría un sistema de gobierno muy parecido al de Reino Unido,
España, Noruega, Suecia, Holanda, Bélgica, Mónaco, Luxemburgo o Liechtenstein”,
detallan en la web.
En Facebook y Twitter se pide presionar al gobierno
para que sean trasladados los cuerpos de la familia imperial Iturbide y sus
descendientes a territorio nacional y los restos mortales del emperador
Maximiliano y la emperatriz Carlota, para “rendirles los honores merecidos como
parte importante de la historia mexicana”.
Desde luego que esta propuesta es vista por muchos como
una verdadera jalada porque nosotros ya tenemos un príncipe en Andrés Guardado
y no necesitamos de otro, al menos por el momento. Además ya hay un grupo
musical llamado precisamente “El Trono de México”. ¿Cómo la ve?
Espero que le haya sido interesante y educativo, y si no
pos no. Ahora aquí le vamos a parar, nos vemos mañana cuando tengamos otro
AJUSTE DE CUENTOS pero ahora y por favor ya no le haga usted más al cuento y
¡ya váyase a trabajar! ¿no le parece? recuerde que usted no fue candidato a
nada y no vaya siendo la de malas porque entonces sí que ya la…
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