Estamos
ya en la segunda mitad del último mes de 2013, ya comenzaron las posadas, la
navidad está a tiro de piedra, las cartas a Santa Clós ya están a los pies del
árbol navideño y las notas en las que solemos apuntar nuestros buenos deseos
para el año venidero han comenzado a aparecer.
En
ellas solemos anotar las cosas más insólitas y difíciles de cumplir como
propósitos del año que está a punto de iniciarse. “Ahora sí voy a hacer la
dieta como debe ser”, “Voy a dejar de fumar”, “Ni un trago más”, “Voy a dejar
de tirarle el perro a mi secre”, “Voy a hacer todo lo posible por soportar a la
metiche de mi suegra” son algunas de las más frecuentes y por lo mismo las
memos cumplidas.
Hay
otras que, por raro que le parezca, también suelen figurar como por ejemplo
“Ahora sí, este año me voy a buscar una chamba”, cuando quién hace la promesa
también hace ya mucho tiempo que no da un golpe y todos sus cuates lo conocen y
por eso mismo no le dan trabajo y
buscarle por otro lado “da mucha hueva”.
Sin
embargo el simple hecho de escribir un propósito para realizar en el año
próximo ya es algo, ahora solo falta tener la intención, el deseo y las ganas
de cumplirlo. Aquí es donde encaja aquello de “prometer hasta meter y una vez
metido, al carajo lo prometido” ¿No le parece?
***
También
es la época de los regalos, de dar y recibir, de derrochar lo poco o mucho que
uno pueda tener y hasta lo que no, la época en la que uno gasta y gasta sin
medida “total pa´eso está el monte de piedad”, total, es la época del
endeudamiento que nos pondrá, en Enero, a tronarnos los dedos a la hora de pagar las
tarjetas y de ya no soportar que del banco nos llamen a toda hora para
cobrarnos.
Pero por
más que usted gaste durante estas fiestas decembrinas no podrá, ni queriendo,
gastarse, desaparecer, esfumar ni en veinte años, los mil 999 millones de pesos
que Julián Ricalde Magaña se gastó o dejó de deuda, hasta ahora descubierta, en
Benito Juárez.
Los hay
quienes en su defensa argumentan que esa lana no se la llevó Julián y yo les
concedo razón, pero donde si no tiene chance de zafarse es en la parte en la
que él mismo, como responsable de la administración municipal, autorizó o supo
y no evitó, los desvíos que ahora son deuda y que, de alguna manera, hay que
pagar.
A los
empleados del Ayuntamiento durante su gestión les prestó y no les cobró
la friolera de 11.8 millones de pesos, quedó a deber 63 millones de pesos por
recoja de basura, al IMSS de quedó a deber 20.6 millones, al Infonavit 16
millones, retuvo y no pagó 88 millones de ISR de sueldos y salarios, tampoco pagó
finiquitos por 2 millones. A todo lo anterior habrá que sumarle 107 millones
por demandas laborales que aún se encuentran en proceso y sin se le suma la
deuda a proveedores entonces tenemos que Juliancito quedó a deber 667.5
millones de pesos que aunque devaluados y pinches, son muchos pesos.
Lo anterior
no suma los mil 999 millones que le platicábamos al principio, pero si usted se
da una vueltecita por cualquiera de los periódicos que circulan hoy, podrá
enterarse a detalle porque en todos, bueno, en casi todos, es la “primera de
primeras”.
Con el
encabr…itamiento a todo lo que da, mejor aquí le paramos, nos vemos mañana hora
y lugar de costumbre cuando tengamos un número más de EL AJUSTE DE CUENTOS pero
ahora y por favor ya no le haga usted más al cuento porque si anoche se fue de
posada, hoy tiene que ir a trabajar y ya se le está haciendo tarde así que
mejor ¡jálele! Abur.
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