Aunque ayer nos resistimos tocar el tema de la, ahora muy
famosa “Mamá Rosa”, los más recientes acontecimientos nos obligan a volver al
tema y contarle que en el cateo que se realizó en Zamora, Michoacán, y en el
que participaron los gobiernos federal y estatal, la Policía Ministerial de la
Procuraduría General de la República, Policía Federal, la SIEDO y el Ejército
todo mundo pensaba que iban por “La Tuta” y resultó que era un cateo en el
albergue “La Gran Familia” que fundó hace más de medio siglo y en el que Rosa
Verduzco se dedicaba a recibir niños y niñas de la calle, más de 5 mil,
adoptarlos y darles su apellido.
Según denuncias en la PGR, los niños estaban en
condiciones deplorables de hacinamiento, como se pudo ver el miércoles pasado
en el noticiero nocturno, desnutridos, maltratados y se reportaban algunos
casos de presunto abuso sexual.
En las conferencias de prensa, al menos dos, ofrecidas
por el Procurador de la República se hacen públicos detalles de las primeras
declaraciones, se hacen descripciones de actos sexuales de menores, como para
que los niños albergados queden, en serio, marcados de por vida, además de la
marca ya infligida por el presunto abuso. Showcito para los medios,
carrusel de entrevistas de radio. ¿En serio, es esto justo para los niños? ¿En
qué carajos estaban pensando?
Habría que prestarle más atención en averiguar a donde
fue a parar la lana que “Mamá Rosa” recibía durante años. Ahí le va un dato:
según el SAT, el albergue recibió en 2012 más de un millón y medio de pesos en
donativos, para cuidar 500 niños.
Ayer, el procurador se lanza como “El Borras” cuando dice:
“Hubo quienes victimizaron a los residentes del lugar, pero también hubo
protectores de estos menores, hay héroes dentro de todo este terrible asunto,
por lo que se debe deslindar la responsabilidad de cada uno”. Incluida, por
supuesto, Mamá Rosa, de 85 años.
Pero el que, de plano, se robó la tarde del miércoles fue
Enrique Krauze con tres tuits, para muchos, precisos, impecables, para otros
muchos también impensados y pen…tarugos: “Suciedad, abusos. Eso ¿merecía un
operativo militar? Recogiendo huérfanos por 66 años Rosa ocupó el lugar social
que dejó vacante el Estado. Injusto llenar de oprobio una vida sin conocer su
historia. Injusto escuchar solo a una parte. Injusto el linchamiento público. Suciedad,
hacinamiento, ratas, abusos. Pero a Rosa Verduzco, en 66 años, no le han
estallado tanques de gas matando bebés”.
Es en este punto en el que con toda su fama y lo que
usted quiera y mande, para este su servidor, a don Enrique Krauze se le fueron
las cabras al monte cuando compara el caso de “La Gran Familia” con el de la
guardería ABC tratando de minimizar los abusos de “Mamá Rosa” en su centro de ¡66
años! de maltrato infantil llamado “La Gran Familia”. ¿No le parece?
***
Sin
embargo y muy a pesar de lo que diga Kruaze un retrato inquietante, desgarrador y aterrador de
lo que ocurría dentro del albergue "La Gran Familia" en Zamora,
Michoacán, son los testimonios de personas que por décadas vivieron una
violencia física, sexual y emocional que llegaron a considerar “normal”.
El
lugar creado por Mamá Rosa era muy singular, de acuerdo con testimonios
de personas entrevistadas por la ONG “Y Quién Habla por Mí” luego
del cateo. Dicha ONG fue la única que
estuvo presente durante el cateo realizado por fuerzas federales,
al acompañar a autoridades de la subsecretaría de Derechos Humanos de la
Secretaria de Gobernación.
Con Vicente Fox y Martha Sahagún |
Dentro
había familias completas que se
formaron en el hogar, de las cuales algunos padres se fueron y otros se
quedaron. Las personas internadas miraban como normal el tener relaciones o
formar parejas, ya que se consideraban unidos por una hermandad por ser hijos
de Rosa Verduzco. Un ejemplo es
el de una joven de 34 años que tuvo dos hijos de padres distintos, quienes sí
pudieron salir del lugar, mientras que ella fue obligada a quedarse trabajando
en el comedor, dijo en entrevista con Grupo Imagen Multimedia Andrés Allan
Sánchez Osorio, coordinador de Juventud por Infancia de “Y Quién Habla por
Mí”. A raíz de eso surgieron conflictos entre padres o madres que pudieron
salir y las autoridades del centro que no les permitieron seguir viendo a sus
hijos. Mamá Rosa, según las autoridades federales, solía registrar a los
niños que nacían dentro del lugar como sus hijos por lo que tenía su patria
potestad.
Con Leonel Godoy |
¿Inhumaciones
clandestinas? Las personas rescatadas también ofrecieron
inquietantes testimonios que indican que es probable que dentro del albergue se
hayan realizado inhumaciones clandestinas. La ONG obtuvo declaraciones de
varios habitantes que afirmaron que niños o bebés que murieron por enfermedad o por abortos pudieron haber sido
"sepultados en el patio trasero" del lugar. Hasta ahora las
autoridades federales no han informado si investigan la veracidad de dichas
declaraciones y las estatales afirmaron este jueves que no se ha confirmado el
hallazgo de restos. Existen, al menos, tres casos, el de una joven, un bebé que
murió durante el parto y un niño que murió por una enfermedad, según los
testimonios de personas entrevistadas por la ONG.
Los
castigos.- Los niños y jóvenes internos de “La Gran
Familia” recibían todo tipo de castigos,
que incluía estar encerrados en lugares pequeños sin agua ni comida. Una bofetada por levantarse tarde, sostener
una banca por cierto periodo de tiempo por portarse mal, tres días sin comer si
a alguien se le perdían sus zapatos nuevos o hasta una semana encerrados sin
probar alimentos si intentaban escapar, relatan ex-internos en entrevistas con
medios locales e internacionales. De alguna forma los niños se las ideaban para
llevar comida a los que estaban encerrados, para que no pasaran hambre mientras
concluía el castigo.
Dentro
de la escuela funcionaban primaria, secundaria y preparatoria a la cual los
niños iban con su uniforme. Sin embargo, si no lo llevaban completo no tenían
derecho a la comida. Muchos niños se prestaban la ropa entre ellos para poder
comer”, dice Sánchez Osorio. Muchos de los cuidadores eran jóvenes que
crecieron dentro el lugar y gozaban de más libertad, como la de poder salir del
centro. Ellos tenían libertad para
abusar de quienes quisieran, de golpear a otros menores, o de
permitir que los jóvenes de preparatoria golpearan a los más pequeños. Había
mucha violencia entre ellos mismos”, dice el integrante de la ONG, que tuvo
contacto directo con los niños.
Contrato
con condiciones.- Rosa del Carmen Verduzco hacia
firmar un convenio a los familiares que internaban a niños en el albergue,
donde se estipulaba cuándo y por qué tanto tiempo podrían verse a los menores. Cuando
las familias no cumplían con los pagos acordados por el mantenimiento,
automáticamente perdían todo tipo de
derechos sobre sus niños, quienes se veían obligados a trabajar dentro
para poder mantenerse a sí mismos. El pago no era en efectivo ni en especie,
era mediante vales que se
cambiaban dentro del mismo centro por comida o ropa, toda esta donada por
instituciones y los tres niveles de gobiernos. Por ejemplo, quienes trabajaban
en el comedor recibían un vale equivalente a 400 pesos, mismos que debían
administrar para que les alcanzara para subsistir: tres tortillas en el
albergue modelo costaba un peso, y un vaso de atole costaba 50 centavos. Otros
debían sujetarse al menú tradicional del centro: Su desayuno y comida era un
plato con verduras, un atole o agua y en la noche un pedacito de fruta era la
cena.
Lo
que estaba en buen estado tenía precio.-
Quienes se hacían cargo del centro “preferían que se echaran a perder las cosas
en vez de dárselas a los niños”, afirma Sánchez Osorio, ya que “las cosas
buenas se vendían”. Esto explica las enormes cantidades de comida enlatada, con
fecha de caducidad inclusive de 2012, que fue encontrada en el lugar. Había
alimentos enlatados, carne podrida, jugos echados a perder, pero también
cobijas, ropa y colchonetas nuevas” que nunca se daban a los niños, los cuales
“vivían entre el excremento” en condiciones infrahumanas, sostuvo.
Sólo
maestros y cuidadores podían salir.- En “La Gran
Familia” todos los niños se encontraban estudiando, por lo que al lugar
llegaban diariamente profesores, las únicas personas que, junto con los
cuidadores y los directivos podían entrar y salir del lugar. De esa forma fue
que algunos pasaron entre 20 y 30 años
sin conocer el mundo exterior. Aunque los menores sabían que un poder
notarial firmado por sus padres donde cedían la patria potestad de sus hijos
vencía cuando cumplían 18 años, en muchos casos los ahora adultos no les fue
permitida su salida. La PGR recabó testimonios de personas que afirmaron que
“Mamá Rosa” les pidió dinero a cambio de su libertad, así como otros aún más
indignantes. Por ejemplo, una persona se ofreció a entrar al centro a cambio de
que otra fuera dejada salir, pero cuando entró al lugar ya no la dejaron
abandonar el sitio, pero tampoco la otra persona fue liberada.
Con Martín Arredondo alcalde de Jocoma |
Los
niños se sintieron liberados.- Cuando las
autoridades llegaron este martes al albergue “La Gran Familia”, los menores que
se encontraban pensaron que se trataba de una visita más, pero pronto
descubrieron que las cosas dentro del lugar estaban por cambiar radicalmente. Al
lugar ingresó personal de la PGR, el DIF, la Subsecretaría de Derechos Humanos
de la Segob y de la Fundación Quien Habla por Mí. Ellos les explicaron a
los niños que quien creían que su mamá “estaba cometiendo delitos”, por lo que
sería acusada y juzgada por ellos.
Cuando
se enteraron del verdadero motivo de la visita, los niños se portaron “muy
accesibles” y comenzaron a dar testimonios de lo que dentro se vivía. “No hubo
uno solo que dijera que le gustaba estar ahí”. Los niños siguen dentro del
albergue, que desde el pasado martes está siendo operado por el DIF. Ese mismo martes
por la noche tuvieron su primera cena
“normal” y ayer miércoles comenzó la limpieza del sitio. Los
colchones llenos de chinches y garrapatas donde dormían los menores fueron
amontonados en el patio principal del lugar para luego ser tirados a la basura.
Ahora será el DIF el que se encargará de reunir a
las familias que se formaron dentro del lugar, así como de trabajar en la
reinserción social de los menores que no tengan familiares.
AHÍ LE VAN
ALGUNOS DATOS:
En el lugar se encontraban 607 personas, entre
ellos 438 menores de edad.
Había seis bebés, 154 jovencitas y niñas,
así como 278 jovencitos y niños.
También había 159 mayores de edad, 50
mujeres y 109 hombres.
Además hay cuatro mujeres y seis hombres de
los que se duda su edad debido a su estado de desnutrición.
Disculpe usted si acaso tomamos mucho de su valioso
tiempo pero la realidad de lo que ocurría en “La Gran Familia” supera, por
mucho, la más prolífica imaginación. Léalo con calma y pregúntese ¿es justo que
esto suceda con nuestros niños que son nuestro tesoro más preciado?. Nos vemos
el lunes, mientras tanto llévela suave, disfrute su fin de semana y nos vemos
el lunes ¿le parece?
No hay comentarios:
Publicar un comentario