viernes, 18 de julio de 2014

MAMÁ ROSA Y SU "GRAN FAMILIA" AL DESCUBIERTO


Aunque ayer nos resistimos tocar el tema de la, ahora muy famosa “Mamá Rosa”, los más recientes acontecimientos nos obligan a volver al tema y contarle que en el cateo que se realizó en Zamora, Michoacán, y en el que participaron los gobiernos federal y estatal, la Policía Ministerial de la Procuraduría General de la República, Policía Federal, la SIEDO y el Ejército todo mundo pensaba que iban por “La Tuta” y resultó que era un cateo en el albergue “La Gran Familia” que fundó hace más de medio siglo y en el que Rosa Verduzco se dedicaba a recibir niños y niñas de la calle, más de 5 mil, adoptarlos y darles su apellido.   
Según denuncias en la PGR, los niños estaban en condiciones deplorables de hacinamiento, como se pudo ver el miércoles pasado en el noticiero nocturno, desnutridos, maltratados y se reportaban algunos casos de presunto abuso sexual.
En las conferencias de prensa, al menos dos, ofrecidas por el Procurador de la República se hacen públicos detalles de las primeras declaraciones, se hacen descripciones de actos sexuales de menores, como para que los niños albergados queden, en serio, marcados de por vida, además de la marca ya infligida por el presunto abuso. Showcito para los medios, carrusel de entrevistas de radio. ¿En serio, es esto justo para los niños? ¿En qué carajos estaban pensando?
Habría que prestarle más atención en averiguar a donde fue a parar la lana que “Mamá Rosa” recibía durante años. Ahí le va un dato: según el SAT, el albergue recibió en 2012 más de un millón y medio de pesos en donativos, para cuidar 500 niños.
Ayer, el procurador se lanza como “El Borras” cuando dice: “Hubo quienes victimizaron a los residentes del lugar, pero también hubo protectores de estos menores, hay héroes dentro de todo este terrible asunto, por lo que se debe deslindar la responsabilidad de cada uno”. Incluida, por supuesto, Mamá Rosa, de 85 años.
Pero el que, de plano, se robó la tarde del miércoles fue Enrique Krauze con tres tuits, para muchos, precisos, impecables, para otros muchos también impensados y pen…tarugos: “Suciedad, abusos. Eso ¿merecía un operativo militar? Recogiendo huérfanos por 66 años Rosa ocupó el lugar social que dejó vacante el Estado. Injusto llenar de oprobio una vida sin conocer su historia. Injusto escuchar solo a una parte. Injusto el linchamiento público. Suciedad, hacinamiento, ratas, abusos. Pero a Rosa Verduzco, en 66 años, no le han estallado tanques de gas matando bebés”.
Es en este punto en el que con toda su fama y lo que usted quiera y mande, para este su servidor, a don Enrique Krauze se le fueron las cabras al monte cuando compara el caso de “La Gran Familia” con el de la guardería ABC tratando de minimizar los abusos de “Mamá Rosa” en su centro de ¡66 años! de maltrato infantil llamado “La Gran Familia”. ¿No le parece?
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Sin embargo y muy a pesar de lo que diga Kruaze un retrato inquietante, desgarrador y aterrador de lo que ocurría dentro del albergue "La Gran Familia" en Zamora, Michoacán, son los testimonios de personas que por décadas vivieron una violencia física, sexual y emocional que llegaron a considerar “normal”.
El lugar creado por Mamá Rosa era muy singular, de acuerdo con testimonios de personas entrevistadas por la ONG “Y Quién Habla por Mí”  luego del cateo. Dicha ONG fue la única que estuvo presente durante el cateo realizado por fuerzas federales, al acompañar a autoridades de la subsecretaría de Derechos Humanos de la Secretaria de Gobernación.
Con Vicente Fox y Martha Sahagún
 
Dentro había familias completas que se formaron en el hogar, de las cuales algunos padres se fueron y otros se quedaron. Las personas internadas miraban como normal el tener relaciones o formar parejas, ya que se consideraban unidos por una hermandad por ser hijos de Rosa Verduzco. Un ejemplo es el de una joven de 34 años que tuvo dos hijos de padres distintos, quienes sí pudieron salir del lugar, mientras que ella fue obligada a quedarse trabajando en el comedor, dijo en entrevista con Grupo Imagen Multimedia Andrés Allan Sánchez Osorio, coordinador de Juventud por Infancia de “Y Quién Habla por Mí”. A raíz de eso surgieron conflictos entre padres o madres que pudieron salir y las autoridades del centro que no les permitieron seguir viendo a sus hijos. Mamá Rosa, según las autoridades federales, solía registrar a los niños que nacían dentro del lugar como sus hijos por lo que tenía su patria potestad.
Con Leonel Godoy
 
¿Inhumaciones clandestinas? Las personas rescatadas también ofrecieron inquietantes testimonios que indican que es probable que dentro del albergue se hayan realizado inhumaciones clandestinas. La ONG obtuvo declaraciones de varios habitantes que afirmaron que niños o bebés que murieron por enfermedad o por abortos pudieron haber sido "sepultados en el patio trasero" del lugar. Hasta ahora las autoridades federales no han informado si investigan la veracidad de dichas declaraciones y las estatales afirmaron este jueves que no se ha confirmado el hallazgo de restos. Existen, al menos, tres casos, el de una joven, un bebé que murió durante el parto y un niño que murió por una enfermedad, según los testimonios de personas entrevistadas por la ONG.
Los castigos.- Los niños y jóvenes internos de “La Gran Familia” recibían todo tipo de  castigos, que incluía estar encerrados en lugares pequeños sin agua ni comida. Una bofetada por levantarse tarde, sostener una banca por cierto periodo de tiempo por portarse mal, tres días sin comer si a alguien se le perdían sus zapatos nuevos o hasta una semana encerrados sin probar alimentos si intentaban escapar, relatan ex-internos en entrevistas con medios locales e internacionales. De alguna forma los niños se las ideaban para llevar comida a los que estaban encerrados, para que no pasaran hambre mientras concluía el castigo.
 
Dentro de la escuela funcionaban primaria, secundaria y preparatoria a la cual los niños iban con su uniforme. Sin embargo, si no lo llevaban completo no tenían derecho a la comida. Muchos niños se prestaban la ropa entre ellos para poder comer”, dice Sánchez Osorio. Muchos de los cuidadores eran jóvenes que crecieron dentro el lugar y gozaban de más libertad, como la de poder salir del centro. Ellos tenían libertad para abusar de quienes quisieran, de golpear a otros menores, o de permitir que los jóvenes de preparatoria golpearan a los más pequeños. Había mucha violencia entre ellos mismos”, dice el integrante de la ONG, que tuvo contacto directo con los niños.
Contrato con condiciones.- Rosa del Carmen Verduzco hacia firmar un convenio a los familiares que internaban a niños en el albergue, donde se estipulaba cuándo y por qué tanto tiempo podrían verse a los menores. Cuando las familias no cumplían con los pagos acordados por el mantenimiento, automáticamente perdían todo tipo de derechos sobre sus niños, quienes se veían obligados a trabajar dentro para poder mantenerse a sí mismos. El pago no era en efectivo ni en especie, era mediante vales que se cambiaban dentro del mismo centro por comida o ropa, toda esta donada por instituciones y los tres niveles de gobiernos. Por ejemplo, quienes trabajaban en el comedor recibían un vale equivalente a 400 pesos, mismos que debían administrar para que les alcanzara para subsistir: tres tortillas en el albergue modelo costaba un peso, y un vaso de atole costaba 50 centavos. Otros debían sujetarse al menú tradicional del centro: Su desayuno y comida era un plato con verduras, un atole o agua y en la noche un pedacito de fruta era la cena.
 
Lo que estaba en buen estado tenía precio.- Quienes se hacían cargo del centro “preferían que se echaran a perder las cosas en vez de dárselas a los niños”, afirma Sánchez Osorio, ya que “las cosas buenas se vendían”. Esto explica las enormes cantidades de comida enlatada, con fecha de caducidad inclusive de 2012, que fue encontrada en el lugar. Había alimentos enlatados, carne podrida, jugos echados a perder, pero también cobijas, ropa y colchonetas nuevas” que nunca se daban a los niños, los cuales “vivían entre el excremento” en condiciones infrahumanas, sostuvo.
Sólo maestros y cuidadores podían salir.- En “La Gran Familia” todos los niños se encontraban estudiando, por lo que al lugar llegaban diariamente profesores, las únicas personas que, junto con los cuidadores y los directivos podían entrar y salir del lugar. De esa forma fue que algunos pasaron entre 20 y 30 años sin conocer el mundo exterior. Aunque los menores sabían que un poder notarial firmado por sus padres donde cedían la patria potestad de sus hijos vencía cuando cumplían 18 años, en muchos casos los ahora adultos no les fue permitida su salida. La PGR recabó testimonios de personas que afirmaron que “Mamá Rosa” les pidió dinero a cambio de su libertad, así como otros aún más indignantes. Por ejemplo, una persona se ofreció a entrar al centro a cambio de que otra fuera dejada salir, pero cuando entró al lugar ya no la dejaron abandonar el sitio, pero tampoco la otra persona fue liberada.
Con Martín Arredondo alcalde de Jocoma
 
Los niños se sintieron liberados.- Cuando las autoridades llegaron este martes al albergue “La Gran Familia”, los menores que se encontraban pensaron que se trataba de una visita más, pero pronto descubrieron que las cosas dentro del lugar estaban por cambiar radicalmente. Al lugar ingresó personal de la PGR, el DIF, la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Segob y de la Fundación Quien Habla por Mí. Ellos les explicaron a los niños que quien creían que su mamá “estaba cometiendo delitos”, por lo que sería acusada y juzgada por ellos.
Cuando se enteraron del verdadero motivo de la visita, los niños se portaron “muy accesibles” y comenzaron a dar testimonios de lo que dentro se vivía. “No hubo uno solo que dijera que le gustaba estar ahí”. Los niños siguen dentro del albergue, que desde el pasado martes está siendo operado por el DIF. Ese mismo martes por la noche tuvieron su primera cena “normal” y ayer miércoles comenzó la limpieza del sitio. Los colchones llenos de chinches y garrapatas donde dormían los menores fueron amontonados en el patio principal del lugar para luego ser tirados a la basura. Ahora será el DIF el que se encargará de reunir a las familias que se formaron dentro del lugar, así como de trabajar en la reinserción social de los menores que no tengan familiares.

AHÍ LE VAN ALGUNOS DATOS: En el lugar se encontraban 607 personas, entre ellos 438 menores de edad. Había seis bebés, 154 jovencitas y niñas, así como 278 jovencitos y niños. También había 159 mayores de edad, 50 mujeres y 109 hombres. Además hay cuatro mujeres y seis hombres de los que se duda su edad debido a su estado de desnutrición.
Disculpe usted si acaso tomamos mucho de su valioso tiempo pero la realidad de lo que ocurría en “La Gran Familia” supera, por mucho, la más prolífica imaginación. Léalo con calma y pregúntese ¿es justo que esto suceda con nuestros niños que son nuestro tesoro más preciado?. Nos vemos el lunes, mientras tanto llévela suave, disfrute su fin de semana y nos vemos el lunes ¿le parece?  

 

 

 


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