lunes, 8 de octubre de 2012

EL TRIFE Y SUS VIEJAS...BOLETAS - BREVIARIO CULTURAL

Apenas han comenzado con su chamba y ya los (as) señores (as) diputados ya han comenzado, también, con el gasto, sin medida y sin recato, en remodelaciones de oficinas y pasillos de la Cámara de Diputados.


También se han comenzado a redistribuir los espacios provocando que los clásicos “vivales” se agandallen los mejores mientras que otros tienen que “bailar con los más feos” como por ejemplo la diputada del Partido Movimiento Ciudadano, Luisa María Alcalde, quién tendrá, al menos por ahora, que trabajar en una pequeña oficina del cuarto piso del edificio “F” que tendrá que compartir con su secretaria y su grupo de apoyo.

Lo mismo sucede con la Coordinación de Guanajuato que encabeza la priista Guadalupe Velázquez. A un mes de iniciadas las caprichosas remodelaciones en el tercer piso de los edificios “F” y “G” correspondientes al PRI, las obras aún no terminan y en consecuencia los gastos aumentan.

Como no existe una regulación en cuanto a los montos que cada fracción puede utilizar para la adecuación de sus oficinas y espacios ya que provienen de las llamadas subvenciones, estos carecen de controles de transparencia y ya se podrá usted imaginar los resultados.

Pero eso no es todo ya que las bancadas reciben cada mes la nada despreciable suma de 2.4 ¡millones de pesos! como parte de las ya famosas subvenciones fijas, sin embargo, al final de la pasada legislatura los diputados se autorizaron partidas especiales por ¡230 millones de pesos! como parte del fin de su trabajo. ¿Qué le parece?

De Enero a Abril el PRI reportó gastos por 169 millones 228 mil pesos, de los cuales 104 mil pesos fueron para “bienes muebles e inmuebles”. En el mismo período, el PAN gastó 73 millones 441 mil 58 pesos, y el PRD se gastó 62 millones 186 mil 26 pesos.

Esta ridícula y vergonzante danza de millones bien podría ser la razón que explicaría el reciente asesinato de un diputado electo organizado por su suplente que no estaría dispuesto a dejar pasar la oportunidad de ejercer el poder de un diputado y, además, llevarse, sin pena ni gloria pero sí con el mayor descaro, la lanota que significa el sentarse a dormir y calentar una curul en San Lázaro.

¿Será por eso que el “Quiero ser Diputado” tiene tantos tiradores? Yo creo que sí.

Para confirmarlo le cuento que el ahora ex-delegado de Tláhuac, Rubén Escamilla, quién hace muy poco fuera el centro de un escandalo por haber sido cachado en pleno cuchi-chuchi, en su oficina, con una subordinada, protestó como diputado en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y muy a pesar de las protestas en su contra por parte de las mujeres de su propio partido que le han pedido que renuncie, Escamilla ha dicho que ¡ni madres, yo no renuncio!.



Pero eso no es todo ahí le va una más si de ridículos dispendios se trata porque resulta ser que hace apenas unos días el ya famoso TRIFE decidió que las boletas electorales de 2006, resguardadas en forma alterna por soldados y marinos en una bodegota, deben ser destruidas.

El asunto es que el tener estas boletas de la elección del 2006 guardadas y custodiadas por elementos de las fuerzas armadas costó 12 millones de pesos anuales o sea, ¡72 millones de pesos en seis años!, un millón de pesos mensuales por cuidar papeles viejos e inservibles.

Es en este punto en el que las suspicacias saltan y las preguntas sin respuesta caen en ruidosa cascada ya también las boletas de la pasada elección correrán la misma suerte cuando apenas han pasado cuatro meses de que fueron utilizadas y almacenadas porque entonces ¿para qué guardar seis años unos papeles viejos, usados y sin ninguna utilidad? ¿de quién es la bodega en la que estaban guardados? ¿quién resultó beneficiado con la renta de esta bodega? ¿habrá una bodega tan grande como para guardar el descaro de estos cab…alleritos?.

Ahora los señores del TRIFE salen con el cuento de que las boletas en cuestión serán ¡recicladas! por lo que ya no habrá que cortar más árboles para fabricar nuevas boletas lo que para muchos, tal vez para usted también, este es un muy banal argumento y, además, muy furris. ¿No le parece?



Esta mañana en un noticiero, su tabasqueño conductor dijo que hoy se celebraba el 38 aniversario de Quintana Roo como Estado Libre y Soberano y de haber dejado de ser parte de Yucatán.

Biiiiiip, ¡error! Quintana Roo nunca dejó de ser parte de ¡la Península de Yucatán!. Desde luego que don Jorge no tiene, como tabasqueño que es, porqué saber de la historia de Quintana Roo, pero para eso estamos, para ilustrarlo. Así que ahí le va…

La historia del Estado de Quintana Roo se inició la madrugada del día 30 de julio de 1847, cuando un grupo de lo mas puro de la Raza maya, encendió una enorme hoguera en el pueblo de Tepich y, convocado por Cecilio Chí, organizo una ofensiva contra los blancos (Dzules) hacendados, criollos y mestizos españoles que lo había sumido en la explotación y el oprobio desde la llegada del hombre blanco a las tierras de Mayapán, sentenciada, más que augurada por Quetzalcóatlcukulcan, en lo más aciago de los tiempos de decadencia, cuando la gran raza Maya, diezmada por luchas internas y plagas estaba a punto de desaparecer con lo que se inició la guerra social conocida como “Guerra de Castas” que obligó a Cecilio Chí y a sus seguidores a internarse en la porción oriental de la Península de Yucatán, de donde jamás habrán de salir y en donde, el concepto Yucatán, solo podrá admitirse como parte del pacto federal, pero nunca como una ascendencia, o como forma de ascendencia ni social, ni política ni mucho menos económica pues el Estado de Quintana Roo con características propias, con fisonomía propia, con idiosincrasia propia, si bien no desdeña al yucateco, tampoco se siente hereditario de dicha subcultura, pues es hereditario consciente y absoluto de la esplendorosa cultura Maya.

Fue en los inicios del siglo XX que el entonces gobernador del Estado de Yucatán, Gral. Francisco Cantón, en varios comunicados dirigidos a la Secretaría de Gobernación y al entonces Presidente Porfirio Díaz, clamaba por que la Federación se hiciera cargo de la parte sudoriental de la península, que entonces corría el grave riesgo de ser invadida por los súbditos ingleses, piratas de Belice.

De un comunicado “confidencial” enviado al dictador Díaz, Cantón declara.. “Yucatán no puede, por si solo, como no ha podido por más de medio siglo, recuperar, pacificar y conservar ni mucho menos colonizar y fomentar la comarca sudoriental segregada hace cincuenta y tres años por la rebelión de los Mayas (1847) de la acción política y administrativa y del movimiento progresista y civilizador de la República, y creo firmemente que solo la nación está en condición de obtener esos beneficios”.

La respuesta a estos requerimientos fue el Decreto No. 18 del 24 de Noviembre de 1902 que reforma el Artículo 49 de Constitución Mexicana, considerando a Quintana Roo como Territorio Federal, con una superficie de 50,843 Kilómetros cuadrados, señalando como capital la antigua Chan Santa Cruz, que ya era Santa Cruz de Bravo y como “Jefe Político” al General de División don Ignacio A. Bravo, su pacificador.

Si usted, don Jorge, o usted apreciado por aferrado lector de EL AJUSTE, quiere enterarse a fondo de la historia de Quintana Roo, pos léase “Quién y Que en el Estado de Quintana Roo” del ilustre Chetumaleño Gilberto Valencia Aguilar, es muy interesante, ilustrativo y no tiene desperdicio.



Así las cosas mejor vamos dejándolo aquí, nos vemos mañana cuando tengamos un número más de EL AJUSTE DE CUENTOS pero ahora y por favor ya no le haga usted más al cuento y ¡ya váyase a trabajar! ¿no le parece? no vaya siendo la de malas porque entonces sí que ya la….

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