miércoles, 10 de octubre de 2012

SE LES VOLVIÓ A ESCAPAR EL LAZCA

Como un desplante de altanería como queriendo mostrar de lo que son capaces y desafiando claramente al Estado Mexicano, los que mataron a José Eduardo Moreira están haciendo circular una nueva fotografía del cadáver, lo que confirma que fue el narco quién lo mató.


Los hay quienes afirman que la respuesta inmediata, contundente y de alto impacto entre la sociedad, fue la muerte de Heriberto Lazcano Lazcano, “El Lazca” frente a las balas los elementos de la Secretaría de Marina a quienes, esta vez sin éxito, enfrentó convirtiendo esta acción en la más importante que el gobierno de Calderón logra contra el narco.

No es necesario tener grandes dotes de investigador para suponer que quién tomó y difundió esa fotografía de muerte fue el mismo que ultimó a José Eduardo y que revela, por un lado, la brutal ofensiva del narco y por otro, el alto grado de infiltración que ha logrado logrando podrir a la clase política tricolor en Coahuila.

Ya se robaron, el lunes, el cadáver del “Lazca” de la funeraria a la que fue llevado lo que, obligadamente, despierta el “sospechosismo” y provoca las preguntas en cascada porque.. ¿tan rápido el SEMEFO de Coahuila realizó la autopsia de ley al cadáver del Lazca como para mandarlo a una funeraria la madrugada del lunes cuando lo recibió apenas el domingo por la noche? ¿no le pusieron guardia armada aún y cuando sabían de esa posibilidad dada la importancia del muertito? ¿durante la autopsia no checaron en la base de datos de la PGR las huellas digitales del cadáver?

Definitivamente hay algunos puntos, ahora sabidos, que bien vale la pena repasar, veamos.. 1) La infiltración del narco en los cuerpos policiacos del estado y los municipales podría ser la clave para desenredar la madeja del asesinato de Moreira. Sabido es desde hace tiempo que Miguel Ángel Treviño, Z-40, es quien encabeza el poder paralelo en Coahuila y Durango, con bastión en la Comarca Lagunera. La muerte de su sobrino Alejandro Treviño en una balacera con el GATE sería el motivo del asesinato de José Eduardo, según confirmó la PGJE. Otra vez: sicarios y policías coludidos en ejecuciones.

2) Siendo hijo de ex gobernador, sobrino de gobernador, funcionario público y, sobre todo, heredero de un cacicazgo político que posiblemente lo convertiría en el próximo gobernador de Coahuila, ¿por qué no utilizaba escolta? “José Eduardo no llevaba protección. Ese día tenía un humor usual, sin ninguna señal de nerviosismo…”, reveló el alcalde de Ciudad Acuña, Alberto Aguirre, quien fue, además de los asesinos el que vio por última vez a Moreira.

3) Los hermanos Moreira, Humberto y Rubén, están alejados. Que el gobernador no se haya presentado a los funerales no sólo de quien era su sobrino, sino de un funcionario de su gobierno asesinado en tareas administrativas, es prueba del conflicto entre los emblemas del poder político del PRI en los últimos años. El dinero y el poder acaban hasta con las mejores familias. Como ocurrió con los Salinas.

4) Si los asesinos de José Eduardo son detenidos, en nada contribuirá para rescatar Coahuila y Durango, dos estados gobernados siempre por el PRI y con seguridad en punto muerto, de las garras del narcotráfico. Si se aprehende a los verdugos de Moreira, será sólo un acto de justicia punto y nada más, pero no será suficiente para acabar con ese poder paralelo instaurado, bajo la estrategia del terror, por el crimen organizado.

5) Con su desafío público y gráfico, ya se sabe quién mató a José Eduardo Moreira. Sólo falta confirmar si algo tuvo que ver la muerte de Alejandro Treviño o hay algo mucho más de fondo en la ejecución. ¿Por qué lo mataron? ¿Quién dio la orden?

Por hoy vamos dejándolo aquí porque no vale la pena seguir gastando su tiempo y el mío en asuntos como los de Edith Mendoza, Carlos Mario y Trini que no tienen remedio ya que estos tres “angelitos”, según el reclamo popular, deberán enfrentar las consecuencias de sus caprichosos procederes. Así las cosas mejor nos vemos mañana cuando tengamos un número más de EL AJUSTE DE CUENTOS ¡no falte a la cita!









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