lunes, 23 de agosto de 2010

LAS LOCURAS DEL CARDENAL

De entrada déjeme decirle que me va usted a tener que disculpar bastante por los días pasados en los que no hubo AJUSTE pero es que llega uno a cierta edad en la que hasta un “viento de agua”, por leve que este sea, nos tumba irremediablemente y si no es por la oportuna intervención de cierto compadre, muy ducho por cierto para esto de las recetadas, no estaríamos aquí para comentar con usted que….

No son pocos los que estuvieron de acuerdo e incluso festejaron, el que “el carnal” Marcelo Ebrard, Jefe de Gobierno del Distrito Federal, en uso pleno de su derecho, haya demandado judicialmente a Juan Sandoval Íñiguez quién trabaja de Cardenal de la Iglesia Católica.

Y es que ante la Ley este señor es un ciudadano común y corriente como usted y como yo, y como usted y como yo debe comparecer ante la ley cuando ha cometido algún delito y no debe, por ningún motivo, permitírsele que se escude bajo las enaguas de su cargo eclesiástico ya que este no le confiere ningún fuero o privilegio que lo exima de sujetarse a los dictados del derecho como cualquier hijo de vecino.

La soberbia y pedorra postura del Cardenal resulta realmente insultante, su actitud grosera, su pose de gran señor y su prepotencia no solamente enojan, también encabronan a la grey política y a la otra.

Si bien es cierto que dentro de la institución a la que pertenece se le considera “Príncipe de la Iglesia”, también es cierto que no debe tomarse demasiado en serio el título ya que Luzbel también es considerado el “Príncipe de la Tinieblas”, y entre príncipes de veas.

Sandoval puede vestirse con sus rebuscados y pomposos atavíos que, para muchos, cada día se ven más fuera de lugar, lucir la mitra en su calva testa, apoyarse en el báculo pastoral, dar a besar a sus “ovejas” el ostentoso anillo que porta y exigir ser llamado “representante de Dios en la tierra”, puede hacer todo eso, pero lo que no puede hacer es intentar ponerse por encima de la ley y el orden jurídico que a todos nos obliga en este país.

A no dudar a Sandoval, en el tema de los homosexuales, se le fueron las cabras y la lengua al monte, no es posible entender para poder explicar la postura del Cardenal cuando se supone Dios es amor y él como su representante en la tierra, debe practicar ese amor por sus semejantes y no injuriarlos, ofenderlos y, mucho menos, despreciarlos por sus preferencias sexuales. ¿Tendrá algo que decir al respecto la Comisión Nacional para la Prevención de la Discriminación?.

El cura se lanza a fondo y sin red de protección cuando, sin freno y sin tapujos, pero también sin sustento, acusa a Ebrard de haber sobornado a los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y a estos de haber admitido ese soborno con lo que, según Sandoval, incurrieron en el delito de cohecho por lo que, automáticamente, se han convertido en delincuentes y como tales deben ser juzgados, ¿Qué le parece?

Es en este punto donde el curita “riega el merengue” porque no tiene pruebas de su dicho y si las tiene pos debió presentarlas de inmediato ya que de lo contrario estaría encubriendo un delito y se convertiría en cómplice y merecedor del mismo castigo que reclama para quienes acusa además de que la calumnia, para su iglesia, es un pecado ¿o no?.

La expresión “maicear” utilizada por Sandoval para referir al supuesto soborno nos transporta, sin remedio y sin escalas, a la época de Don Porfirio Díaz quién cuando algún periodista criticaba su gobierno ó algún diputado se le “alborotaba”, el dictador solía decir “Este pollo quiere su máiz” (así, con acento en la a) por lo que maicear se convirtió en sinónimo de compra, soborno y cohecho.

Los riesgos de abrir la boca sin conectar el cerebro son inmensos, uno de ellos es caer en el ridículo y convertirse en la botana de todo tipo de reuniones, en este posición se puso Sandoval Íñiguez cuando dice que es un “error el haber aprobado la adopción de infantes por parte de esas parejas homosexuales, con lo cual se ha consumado, por así decirlo, su traición a México, a la familia y a la ley natural” ¿Cómo la ve?.

En este punto las preguntas caen en caudalosa cascada y ahí le van unas cuantas:

¿En que momento, la adopción de un niño al que se le brinda casa, comida, educación y sustento se convierte en traición a la patria?

¿No se traiciona a la patria y se ofende a la sociedad y a la grey católica cuando un Cardenal (“príncipe” de la Iglesia) se da vida de Rey jugando al golf con los cargados, utilizando carros último modelo y con chofer uniformado, vacacionando por el mundo con los VIP vestido por Armani?

¿No se traiciona, con un mega rancho en el Estado de México, una mansión en el DF y otra en Guadalajara, a las familias que no tienen un pinche techo para pasar las noches de frío intenso?

¿No se ofende a los miles de familias pobres que no tienen que comer pero que cada domingo dejan su diezmo en la iglesia para que el Cardenal pueda disfrutar, con sus cuates, de opíparas comilonas regadas con finos caldos importados y rematadas con XO y puros Santa Clara?

¿Ignora acaso don Juan Sandoval de la existencia de encumbrados homosexuales y lesbianas en la Iglesia?

Ahora bien, si lo que buscaba “Don Juan de Sandoval e Íñiguez” era atraer los reflectores para salir en la foto y ser la nota a seguir por varios días, pos déjeme decirle que lo consiguió con creces ya que logró que, en Guadalajara, salieran a la calle, con sus respectivas pancartas tanto los que le apoyan como los que están que trinan en su contra.

Con el riesgo de ser excomulgado por Sandoval mejor aquí le paramos, nos vemos mañana en el próximo número de EL AJUSTE DE CUENTOS pero ahora y por favor ya no le haga usted más al cuento, si piensa en adoptar piense también en tratar y educar bien al niño ó niña que adopte, no vaya siendo la de malas porque entonces sí que ya la….

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