El hombre, y la mujer desde luego, se vuelve más sabio no cuanto más conocimiento logra acumular sino cuanto más de las experiencias propias y de los demás logra asimilar y, muy importante, aplicar a su vida esas experiencias.
Desde luego que hay eventos, como el parir, en el caso de las mujeres, el culminar una carrera, el recibir un reconocimiento producto de nuestro esfuerzo y tantas otras cosas que no se pueden experimentar en pellejo ajeno, que se tienen que vivir en carne propia para sentir que nuestro paso por este mundo no ha sido en vano.
La época en que la mujer debía estar como las escopetas “cargada y tras la puerta” ha quedado, afortunadamente, en el baúl de los malos recuerdos de muchas mujeres que vieron frustrados sus anhelos de destacar en un mundo dominado por los varones que se negaban a darles los espacios necesarios para mostrarse a plenitud y en igualdad de oportunidades y posibilidades.
La política es uno de los terrenos que las mujeres han ido ganando, a pulso, a los varones. Hoy día vemos en las tribunas de las Cámaras de Diputados y Senadores, a mujeres valientes y valiosas que no se amedrentan, que alzan la voz, que reclaman posiciones y exigen respeto a sus congéneres víctimas de discriminación y mal trato.
En la historia reciente de este país han habido cuatro mujeres, tan valientes, que se han atrevido a enfrentar al sistema dominado por varones y les han disputado, sin éxito hasta ahora, la Presidencia de la República.
Hoy en EL AJUSTE le voy a contar de dos de ellas y mañana, si quién TODO lo puede me lo permite, le contaré de las otras dos que basadas en su experiencia le dan unos tips de lo que debe y lo que no debe hacer, durante su campaña, Josefina Vázquez Mota ahora que es la quinta fémina que aspira a vivir, por los próximos seis años, en Los Pinos ¿le parece? veamos:
Como usted, si es de rodada 50-60, seguramente recordará, la primera mujer en querer llegar a la Presidencia de la República lo intentó en 1982, y ella es Rosario Ibarra de Piedra, militante activa del entonces trotskista Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).
Rosario, aunque sí era una mujer de izquierda no era, lo que pudiéramos decir, una dama afín a esa ideología era, sobre todo, una madre a la cual el régimen del antiguo partido de Estado le había arrebatado a su hijo Jesús, quien fue desaparecido en 1974 por las fuerzas policiales y militares del entonces gobernante PRI durante el sexenio de Luis Echeverría y, por eso, Rosario Ibarra decidió que ser candidata presidencial representaba una gran oportunidad ya que los mexicanos y el mundo entero tenían que enterarse de que en México, como en América del Sur, sí había desapariciones forzadas.
En las urnas compitió contra Miguel de la Madrid (PRI) y Pablo Emilio Madero (PAN). Obtuvo 1.76 por ciento de la votación, o sea, 446 mil 418 sufragios. Ganó la aplanadora priista dispuesta para De la Madrid, auxiliada por partidos satélites como el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) y el Partido Popular Socialista (PPS), con 70.99% de los votos, 16.7 millones de votos, 2.5 millones de sufragios más de los que obtuvo Felipe Calderón hace seis años. Porcentualmente, De la Madrid obtenía similar votación que Calderón y Andrés Manuel López Obrador juntos en 2006, 71.2%. Sí, hace 24 años eran los tiempos de los carros completos, de las mayorías absolutísimas del PRI. Aun así, cerca de medio millón de personas se atrevían a votar por la mujer del hijo desaparecido. Madero obtuvo 15%, 3.7 millones de votos.
Seis años más tarde, Rosario Ibarra lo volvería intentar contra Carlos Salinas de Gortari (PRI), Cuauhtémoc Cárdenas (Frente Democrático Nacional), y Manuel Clouthier (PAN), en aquellos comicios manchados por la sombra de fraude, por la famosa caída del sistema de cómputo electoral cuando los primeros resultados ponían a la cabeza a Cárdenas. Nunca se supo: las boletas electorales fueron quemadas por orden del Congreso con el voto del PRI y el PAN. Los resultados oficiales registraban que Salinas vapuleaba con 50.70 por ciento de los sufragios (9.6 millones de votos), mientras Cárdenas obtenía 31.10% (5.9 millones de votos), y Clouthier 16.79% (3.2 millones de votos). Rosario Ibarra captó apenas el.39% (74 mil 857 votos). Iniciaba la caída del PRI: de una elección presidencial a otra, perdía veinte puntos.
Rosario Ibarra, casi dos décadas y media después de haber sido la primera mujer candidata presidencial en México, habla hoy, ante los medios, de lo que debe y no hacer una persona como Josefina Vázquez Mota, aspirante del PAN este 2012.
-¿Qué es lo que le recomendaría no hacer a una candidata presidencial como Josefina Vázquez Mota?
-No engañar. No hablar con demagogia. No decir mentiras como han acostumbrado muchos de los candidatos. No hacer promesas que no sabe si va a poder cumplir. Ser natural. Sincera. Si usted siente algo, si siente conmiseración por algo, hacerlo manifiesto. Al menos eso hice yo. Si no siente, mejor no opinar, no quitarles su deseo vehemente de expresar las cosas como debe ser.
-No simular.
-Exactamente: no mentir, no engañar, no simular.
-¿Qué sí le recomendaría hacer?
-Ser sincera. Sobre todo, ser sincera. Decir lo que siente verdaderamente.
***
Por si usted no lo recuerda, Cecilia Soto fue la segunda candidata presidencial en México. Lo fue seis años después del último intento de Rosario Ibarra, en 1994. La sonorense, quien estudió Física en la UNAM, contendió por el Partido del Trabajo (PT). Pero ya tenía carrera política, fue diputada en el Congreso sonorense en 1988 y diputada federal en 1991 por el extinto PARM. En 2000 estuvo cerca de Vicente Fox y durante el sexenio del panista fue nombrada embajadora en Brasil.
La hoy colaboradora de la Fundación Carlos Slim tuvo porcentualmente el mejor resultado entre las mujeres candidatas presidenciales, logró 2.75 por ciento de los sufragios. Obtuvo casi un millón de votos, 970 mil 121, más del doble del mejor resultado de su predecesora en 1982, Rosario Ibarra.
En esos comicios, marcados por la tragedia que implicó el asesinato del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio, de todas maneras triunfaron los priistas, con el candidato de remplazo, Ernesto Zedillo, que tuvo 17.1 millones de votos, el mayor número de sufragios con el que haya sido elegido hasta ahora un Presidente, aunque porcentualmente tuvo, hasta ese momento, el menor registro para el PRI: 48.69%. El segundo sitio lo ocupó el panista Diego Fernández de Cevallos, con 9.1 millones de votos, 25.92% de la votación. Cárdenas cayó hasta el tercer sitio, con 5.8 millones de votos, 16.59%. En cuanto lugar quedó la dama de Sonora.
Hoy, 18 años después, esto es lo que Cecilia Soto le sugiere a Josefina Vázquez Mota:
-¿Qué le recomendaría hacer?
Se lo piensa unos segundos y repite la pregunta: “¿Qué le recomendaría hacer?”. Luego responde:
-Mire, lo más importante es el tema de la autocensura. Es un mecanismo muy fuerte. Eso quita mucha frescura al discurso de una candidata. Es muy importante el tema de la autenticidad sobre lo que se dice, sobre lo que se quiere hacer. Además, Josefina tiene una apariencia muy frágil. Es muy flaca, muy delgada (se ríe)… Es importante atender eso, ¿no? (vuelve a reír).
-¿Qué coma mejor?... —se le pregunta y se ríe de nuevo.
-No, no, no… Josefina es una buena candidata, estoy muy contenta con su candidatura.
-¿Lo que usted está queriendo decir es que puede dar una imagen de fragilidad?
-Sí. Es decir, por ejemplo, ha habido algunas críticas de que ella proyecta una imagen maternal, y de ninguna manera. Para maternal se necesita ser pachoncita, ¿no? En ella hay una imagen de tesón muy interesante, pero es una imagen física frágil.
-¿Qué le recomendaría a una candidata a la Presidencia no hacer? Tiene que haber algo de su campaña que usted haya dicho: “Carajo, ¿por qué hice eso?
-Hubo varias (ríe más). Yo creo que lo más importante es evitar el rollo. Es muy importante comunicar soluciones e ideas concretas con respecto de qué hacer con el país. Es muy importante que Josefina, bueno, que una candidata mujer no se proyecte simplemente como una Presidenta para las mujeres. Eso, de ninguna manera. Ni las mujeres queremos una Presidenta nada más para las mujeres, queremos una Presidente, por cierto (acota), gramaticalmente es Presidente. Queremos una Presidente capaz. Josefina ha mostrado una capacidad muy interesante que es la de aprender muy rápido y formar equipos. No le veo miedo a rodearse de personas que en ciertas áreas sepan más que conoce ella. Eso es muy importante. Esto habla de una seguridad en sí misma.
Por hoy vamos dejándolo aquí, nos vemos mañana cuando tengamos un número más de EL AJUSTE DE CUENTOS y la segunda parte de las recomendaciones de estas cuatro notables, valientes y valerosas mujeres mexicanas a Josefina Vázquez Mota, la quinta aspirante al máximo puesto al que se puede llegar en este país. Mientras tanto ya no le haga usted más al cuento, usted sí tiene que llegar a trabajar, no vaya siendo la de malas porque entonces sí que ya la…
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