En el marco de su,
muy posiblemente, última visita oficial a Quintana Roo, especialmente a Cozumel
dónde gusta de practicar el buceo, el Presidente Felipe Calderón Hinojosa,
inauguró, ayer por la mañana, los trabajos de ampliación y remodelación
realizados en la carretera perimetral de la “Isla de las Golondrinas”.
La ampliación de 14
kilómetros de la carretera perimetral de Cozumel que cuenta también con una
ciclovía, deporte que también practica Calderón, se tardó dos años en
concluirse y tuvo un costo de casi ¡200 millones de pesos! que aunque bastante
carita responde, según Calderón, a que se quiere “convertir a Cozumel en el
paraíso del ciclismo”.
En otras palabras y
según los muy severos analistas de los asuntos relacionados con el ciclismo, la
política y el cuento “lo que Calderón quiso decir” es que ya tiene casa, y no
de interés social, en Cozumel, que seguirá viniendo a bucear y a montar
bicicleta pero para eso necesitaba una vía segura y por eso se gastó los 200
melones en construir la, ahora famosa, ciclovía.
Una prueba de esto
es que en su rollo-mensaje Calderón se gastó 9 minutos porque ya le urgía
estrenar, oficialmente, porque desde el sábado la estrenó para él y su escolta,
con un paseo que duró más de dos horas y en el que estuvo acompañado de algunos
integrantes de la selección mexicana de ciclismo, turistas y lugareños que no
dejaron pasar la oportunidad de posar junto a quién, en unos días más, dejara
de ser quién es para luego convertirse en recuerdo.
¿Bueno? o ¿malo?,
eso se lo dejo decidir a usted que nos hace el favor de leernos por lo cual
estamos muy agradecidos.
-Oye carnalito ¿y
será que Betito se animó a montar bici para acompañar al mero-mero petatero?
-Mmmmmm, no creo.
Pero mientras
Calderón posaba para la foto con su uniforme de ciclista, casco y toda la cosa
en Cozumel, en Cancún, en plena Plaza de la Reforma, le recordaban que su
famosa “guerra contra el narco” deja, hasta hoy, más de 60 mil muertes a los
que habrá que agregarle otras cifras como los 2.4 millones de desempleados, los
14 millones de mexicanos que recurren al empleo informal para llevar el pan a
la mesa de su familia y los 6.5 millones más que, muchas veces, no tiene ni
para comer porque la leche, el aceite comestible, el huevo y la tortilla han
sufrido ridículos aumentos de precio que se han vuelto artículos de lujo en
millones de hogares.
Es por esto que los
jóvenes que se instalaron para protestar en la Plaza de la Reforma, exigen que
Felipe Calderón comparezca ante la Corte Internacional de La Haya “por la
muerte de más de 100 mil personas como resultado de su guerra contra el
narcotráfico” según mencionan en las pancartas que ahí exhiben.
Los observadores
aseguran que resultará muy difícil que Calderón sea citado por la Corte
Internacional porque tendría el argumento y la excusa de que actuó en beneficio
y por la seguridad de millones de familias que se vieron afectadas por el narco
y por seguridad nacional.
Lo único cierto es
que, a partir de hoy, solo le quedan 25 días de disfrute del poder y ya luego
veremos que pasará cuando Enrique Peña Nieto asuma la Presidencia de la
República. Todo lo que se diga o se presuma que sucederá son solo
especulaciones y buenos deseos. Al tiempo.
Ayer en la
acostumbrada conferencia de prensa de Filiberto Martínez anunció que se
empleará la fuerza pública municipal combinada con la federal para desalojar a
los paracaidistas invasores de los terrenos bajo las torres de alta tensión
porque además de que están cometiendo un delito, están poniendo en riesgo su
vida.
Como suele suceder
en los casos de invasión de terrenos, siempre hay un líder que actúa en la
sombra, que azuza a la gente, que hace promesas que sabe que no puede cumplir y
que al final de cuentas se deslinda y desaparece dejando embarcados a quienes
creyeron en él llevándose una lana que cobra, por anticipado, a todo aquél que
quiera “su terrenito”.
Desde luego que se
tiene que ser muy bruto para querer vivir bajo cables de alta tensión con todos
los riesgos que esto conlleva, pero de que los hay, los hay. ¿No le parece?
Le recuerdo que
esta no es una columna deportiva pero el enterarse de que Ricardo Lavolpe gana
600 mil del águila mensuales, que vive como Marajá en la zona hotelera y que
desayuna en la cama a la una de la tarde, encabr..ita a cualquiera y más cuando
los “Potros de Hierro”, que dizque dirige, resultaron “caballitos de carrusel”
de esos de madera que se la pasan dando vueltas sin ir a ningún lado y mucho
menos a la liguilla.
-Oye carnalito ¿no
sería bueno que trajeran al profe Ariel Cruz al Atlante? Saldría más barato y
además con dos mentadas los pondría a todos en movimiento.
-Pos la mera verdá
no sé dónde ante Ariel pero donde sea que se encuentre le saludo con afecto
como saludo también a los rudos analistas de la presidencial mesa de conocido
antro cafetalero del centro de la capital Chetumal.
Así las cosas mejor
vamos dejándolo aquí, nos vemos mañana cuando tengamos un número más de EL
AJUSTE DE CUENTOS pero ahora y por favor ya no le haga usted más al cuento y
¡ya váyase a trabajar! recuerde que hoy apenas es lunes y no vaya siendo la de
malas porque entonces sí que ya la…
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