Cuando el gobierno
de Felipe Calderón ya ve la otra orilla de la encomienda y a punto, también de
vencerse el plazo, Alberto
Gelacio Pérez Dayán fue nombrado en el Senado de la República por 104
votos a favor como nuevo ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
(SCJN) y tomará la protesta constitucional respectiva, el próximo martes en la
sesión ordinaria desde la Cámara Alta.
Pérez Dayán, quien había sido nominado por el
presidente Felipe Calderón en tres ocasiones ante este cuerpo
legislativo, ocupará el cargo que dejaría vacante Guillermo Iberio Ortiz
Mayagoitia a partir del 30 de noviembre próximo.
Además, por 103 votos, los miembros del
Senado avalaron la designación de Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, en sustitución
de Sergio Salvador Aguirre Anguiano, quien termina su periodo
constitucional en la SCJN el 30 de noviembre entrante. Gutiérrez Ortiz Mena era
hasta hoy jefe del Servicio de Administración Tributaria (SAT), y fue propuesto
por el presidente electo, Enrique Peña Nieto con lo que se decreta un
democrático empate entre el que se va y el que llega y además se destraba, por
fin, este importante asunto que ya tenía semanas sin resolverse.
Otro asunto que llama la atención es la, por
demás, estúpida propuesta de Felipe Calderón en el sentido de que este
increíble país de variopintos contrastes y carencias, pierda su actual nombre y
pase de ser Estados Unidos Mexicanos a, simplemente, México.
Me usted a tener que disculpar bastante pero
no entiendo este afán de protagonismo que lleva a Calderón a esta gran burrada,
una más, de su accidentada y muy cuestionada gestión que, afortunadamente, está
a punto de concluir. Si usted está en el mismo canal que Calderón le pido, por
favor, que me explique.
Usted que nos hace el favor de seguirnos,
seguramente recordará que hace apenas unos días le comentábamos de la dualidad
de nombres con los que se identifica a la capital del país conocida como la
Ciudad de México pero también como el Distrito Federal y de la intención de
Miguel Ángel Mancera, el jefe electo del DF, en convertirlo en un estado más de
la República.
Si alguna de las dos propuestas prospera
¿entonces como se llamaría la capital del país? ¿Cómo se llamaría el estado que
hoy conocemos como la Ciudad de México? Lo dicho, mientras perdure el afán de
protagonismo de los que se dedican a esto que les ha dado por llamar política,
seguiremos igual de jodidos.
Por otra parte le cuento que con la abstención del PRD, y el rechazo del PT y
Movimiento Ciudadano, el pleno de la Cámara de Diputados aprobó, la tarde de
ayer, la reforma a la Administración Pública Federal, abriendo paso así a la
eliminación de las secretarias de Seguridad Pública y de la Función Pública.
PRI, PAN, Verde Ecologista y
Panal conformaron una mayoría para respaldar los cambios en la estructura
gubernamental que hace una semana solicitó el presidente electo Enrique Peña
Nieto.
Con 333 votos a favor, 50 en
contra y 44 abstenciones, se aprobó en lo general la iniciativa, que
principalmente, otorga nuevas tareas y facultados a la Segob, al tiempo que
modifica algunas funciones de la Sedesol y amplía la secretaria de Reforma
Agraria al añadirle nuevas responsabilidades en las aéreas de vivienda y
desarrollo rural.
En la ronda de
posicionamientos, el diputado del Panal, José Antonio González, sostuvo que el
gobierno entrante tiene todo el derecho y facultades para reorientar la
estrategia en materia de seguridad pública y para ello fortalecer las políticas
de desarrollo social.
Mientras que legisladores de
los grupos parlamentarios de Movimiento Ciudadano, PRD y PT externan su rechazo
a diversas disposiciones del dictamen e inclusive sostienen que se violentó la
normatividad al no cumplirse a cabalidad con el proceso parlamentario, pues se
pretende legislar “al vapor” en un asunto de la mayor relevancia.
En tanto, que el resto de los
partidos han manifestado su aval en lo general para que el nuevo gobierno pueda
emprender sus funciones con una nueva estructura de administración pública
federal, acorde con su proyecto de gobierno.
La reforma también incluye el
fortalecimiento de la figura del jefe de la Presidencia y a partir de ahora,
concluida la aprobación en lo general, el pleno de los diputados desahogará las
reservas presentadas por diversos partidos para aprobar la iniciativa en lo
particular.
Una vez más, como cada inicio
de sexenio, hemos de ver cambios en los nombres y en las responsabilidades de
las diferentes carteras que forman la estructura del Ejecutivo. Hace muy poco
tiempo que, con el simple cambio de posición de una letra, la SIEDO pasó a ser
SEIDO pero su ineficacia prevalece. No basta hacer cambios en las encomiendas
de las Secretarías del Estado, no, lo que hace falta es eficientar el trabajo
que cada una de ellas debe realizar para beneficio y seguridad de todos y cada
uno de los que vivimos en este país ¿No le parece?
Así las cosas mejor vamos
dejándolo aquí, nos vemos el lunes cuando tendremos un número más de esta
columna que no sufrirá cambio alguno y que seguirá llamándose EL AJUSTE DE
CUENTOS así que no pierda la conexión y tenga un buen fin de semana.
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