jueves, 13 de septiembre de 2012

EL PRSIDENTE NO TIENE AMIGOS - LOS DE ACÁ TAMPOCO

Usted, que está en todo, seguramente recordará que hace unos días el saber que el Presidente no tiene amigos provocó una serie de especulaciones y preguntas en el sentido de que ¿no tiene amigos porque es muy mamón? ¿ya se le subió la.. presidencia a la cabeza?


¿Por qué causó tanto revuelo que el mandatario electo Enrique Peña Nieto dijera en la comida de los 300 líderes más influyentes de México que un Presidente “no tiene amigos”, porque tiene que velar por los intereses no de sus amigos sino de todo un país? Uno de los principios que todos adquirimos cuando comenzamos a conocer cómo funciona en realidad el sistema político es precisamente eso: que el Presidente no tiene amigos, que por supuesto tiene relaciones de amistad muy cercanas, algunas de toda la vida, que demandan lealtad de esas relaciones y en reciprocidad ello da acceso al mandatario y en ocasiones a sus colaboradores. Pero al decir que no tiene amigos, un Presidente quiere decir que no ata sus decisiones a esas relaciones de amistad. Por eso mismo, se dice, con razón, que la Presidencia de la República genera soledad.

Hace algunos años la caravana que conducía al Presidente Adolfo López Mateos de la residencia oficial de Los Pinos a Palacio nacional, se detenía, todos los días, en una esquina cercana a Los Pinos a comprar, y pagar, los periódicos del día.

Al principio don Agripino Calderón, que así se llamaba el voceador, mostró sorpresa de que el Presidente de la República se detuviera, cuando no estaba de gira de trabajo, a comprar sus periódicos y como cosa normal se los cobraba y se los pagaban. Con el paso del tiempo don Agripino pretendió no cobrárselos pero don Adolfo insistía, siempre, en pagárselos y así lo hacía.

Desde luego el que el presidente se detuviera todos los días en el mismo lugar a comprar sus periódicos dio pie a que entre los dos naciera una amistad sui géneris que incluía unos, no muchos, minutos de amena plática entre ambos.

Don Agripino recibía todos los días a su célebre cliente con una amplia sonrisa y un ¡buenos días señor Presidente!, ¿como está usted hoy? ¡bién don Pino! ¿y usted, como le trata la vida? ¡bién señor, tengo trabajo y puedo mantener a mis hijos!

Pasado algún tiempo don Agripino recibió la visita de uno de los ayudantes del Presidente López Mateos quién le entregó un sobre “de parte del señor Presidente” que contenía unos billetes y una nota “para que lleve a sus hijos al cine”, al mes siguiente otro sobre “para que lleve a sus chamacos a Chapultepec” y así siguieron llegando los sobres y los mensajes siempre dirigidos al bienestar de su familia, nunca para su deleite personal.

El hecho de que don Adolfo siempre se detuviera a la misma hora y en el mismo lugar a comprar sus periódicos no pasó desapercibido y pronto comenzaron a acercarse a don Pino algunos curiosos que quería saber el porqué, el Presidente de la República, se detenía todos los días en ese puesto de periódicos y la respuesta siempre era la misma “porque es mi cliente y, puedo decir, mi amigo”.

Muy pronto comenzaron a llegar “personas trajeadas”, contó alguna vez don Pino, para ofrecerle dinero a cambio de que “solamente entréguele este sobre al Presidente” pero don Pino siembre los rechazaba con el argumento de que “es mi amigo y a los amigos no se les molesta pidiéndole cosas” como adivinando que en esos sobres había alguna petición.

Un día en esos escasos minutos de plática, don Pino le comentó al Presidente de los sobres que “los trajeados” le pedían le entregara y de su rechazo a hacerlo, don Adolfo soltó una sonora carcajada “¡Ah que don Pino, usted sí que es buen amigo!”

Un buen día, casi al final de su mandato y cuando don Pino estaba a punto de cerrar su puesto de revistas, la caravana del Presidente López Mateos se detuvo “y el presidente me dijo ¡véngase don Pino! Vamos a dar una vueltecita y a platicar un rato ahora que tengo un poco más de tiempo y nos fuimos por el barrio de Tacubaya. De pronto nos detuvimos frente a una casa nueva y muy bonita y don Adolfo me dijo ¿Qué le parece don Pino? Muy bonita señor. ¿Le gusta?. Si señor es muy bonita. Pues es suya don Pino. Pero señor… Nada don Pino usted ha sido mi amigo todos estos años y nunca me ha pedido nada, ahora que dentro de poco tiempo ya no nos veremos tan seguido quiero hacerle un regalo a mi amigo, una casa nueva para que viva más cómodo con su familia y además tenga, y me entregó un sobre muy gordo y una tarjeta con un número telefónico ¡llámeme cuando quiera!”

“Cuando don Adolfo dejó la presidencia le llamaba cada semana para saludarlo. Con el dinero del sobre me alcanzó hasta para comprarme un carrito de medio pelo pero bueno y, de vez en cuando, me lanzaba hasta San Ángel, donde él vivía y nos pasábamos horas tomando café y platicando de todo, hasta de política”.

Lejos de los intereses y las intrigas palaciegas don Adolfo tuvo un amigo de verdad, que nunca le pidió nada y don Agripino un presidente de la República como su amigo personal. ¿Cómo la ve? ¿Se parece don Pino a los “amigos” de los otros presidentes?



Ya que hablamos de Presidentes y aunque seguramente usted ya debe estar enterado de todas maneras le cuento que en esta “temporada de informes” y contra todo lo esperado, no todo ha sido “miel sobre hojuelas” para algunos Presidentes Municipales.

Al que le fue peor fue a Sebastián Uc Yam, de Carrillo Puerto, ya que sus regidores lo dejaron como novia de pueblo al no asistir a la ceremonia protocolaria de rendición de su primer Informe de Gobierno.

Este es un hecho que pasará a formar parte de la historia de la capital de la Zona Maya ya que es la primera vez que se da y que revela que en la capital rebelde la rebeldía puede eso y mucho más.



El que sí pudo, aunque en medio de protestas, rendir su informe, fue Domingo Flota en el Municipio de José María Morelos y aunque dio a conocer algunas obras que ha realizado en beneficio de la población, no faltó quién, como el panista Jorge Martín Angulo, levantara una cartulina en la que le acusaba de falsedad y mentiras.

Otro preguntaba en su cartulina le recordaba que “más de 154 millones no son tu gastada, Domingo donde los pones que al pueblo no das nada”. Sin embargo la cosa no pasó a mayores y Domingo pudo salir avante aunque con algunos raspones.



Así las cosas mejor vamos dejándolo aquí porque al parecer ninguno, de los cuatro que hasta hoy llevamos, sirve pa´un carajo. Nos vemos mañana cuando tengamos un número más de EL AJUSTE DE CUENTOS pero ahora y por favor ya no le haga usted más al cuento no vaya a ser que lo confundan con algún presidente municipal porque entonces que estaría muy gacho ¿no le parece?

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