Seguramente usted, apreciado por aferrado, lector de EL AJUSTE, recordará que apenas ayer preguntábamos ¿Qué falló? ó ¿Qué faltó? en la debacle del PRI en las pasadas elecciones, hoy nos preguntamos el ¿cuanto, a fin de cuentas, nos costó la reciente experiencia democrática?.
Y es que, la verdad, resulta muy interesante el querer saber cuanto nos costó a usted, a mí y a todos los que, aunque a veces a regañadientes, pagamos nuestros impuestos, veamos:
Usted paga impuestos por todo, paga el impuesto sobre la renta ó sea, el impuesto que le descuentan cuando le pagan su salario, paga impuestos sobre el consumo eléctrico, en el agua, en el recibo telefónico, en los alimentos, en la tenencia, también paga impuestos cuando viaja ya sea en avión, tren, autobús, barco ó cuando viaja en su automóvil que tiene que pagar impuesto en la gasolina y en las autopistas y cuando se hospeda en algún hotel.
En algunos casos como cuando viaja, si es de los que pueden darse ese lujo, en “primera clase” y se hospeda en hoteles de 5 estrellas ó de los, pomposamente, llamados “de gran turismo”, el impuesto bien podría pagar una comida para una familia de cuatro personas de la “última clase” ó sea, de la clase jodida que abunda en este país.
En algunos casos estos impuestos los cobra el estado, otros los municipios y otros van directo a la federación. En el primer caso los impuestos que recauda el estado van destinados al gasto corriente, ó sea, al pago de la nómina, seguridad pública, obra pública, salud etc. y hasta sirven para el rescate de ayuntamientos saqueados por algún “servidor público” que decide ponerse el antifaz y sacar la cachiporra.
En el caso de los ayuntamientos los impuestos sirven para pagar también su gasto corriente en el que además de la nómina, se incluye el alumbrado público, el mantenimiento de parques y jardines, la recoja de basura (¿?) y demás.
Como es lógico, el gobierno federal se lleva la parte del león ya que recauda de todos los estados, en el caso de Quintana Roo recibe además, el cobro (en dólares) del impuesto por el atraque de los cruceros que arriban a nuestros muelles entre otros muchos.
De toda la lana que el gobierno federal recibe de los estados, una buena parte se va al famoso “fondo secreto” (los hay quienes le llaman “fondo perdido”) y otra parte, nada despreciable, se destina a los partidos políticos para las no menos famosas “campañas” que de un tiempo a esta parte se han vuelto un muy jugoso negocio para algunos vivales, ¿verdad don Eduardo?.
Esta lana que los partidos reciben para las campañas sirven para las playeras que, por miles, reparten a discreción (conozco a alguien que se llevó una buena lana vendiendo las playeras de Beto Borge y que quisiera que la campaña hubiera durado todo el año) pagan también la impresión de trípticos, pendones, pulseras y una larga lista de chucherías que regalan para, como los conquistadores que regalaban espejitos a cambio de oro, cambiarlas por votos.
La cantidad de lana que reciben los partidos para estos gastos de “logística” van en proporción directa al lugar en que quedó cada partido en la elección anterior, así que el quedó en primer lugar pos, lógicamente, recibe más dinero suyo y mío y así sucesivamente. Esta podría ser una razón válida para que se den las alianzas, se juntan varios partidos de los considerados “chicos”, juntan la lana que les toca y así hacen su montón para gastar en su promoción electoral.
En este punto también sería válido preguntarse y….¿Dónde queda la lana que no se gaste? ¿la devuelven? Porque, en el caso de la campaña de Lupita Novelo dicen los enterados que una de las razones por las que las líderes de colonias y los promotores del voto están que trinan en contra de los “operadores de campaña”, es que los apoyos en forma de vales de gasolina y tarjetas telefónicas prometidos, nunca llegaron a sus manos y mucho menos el efectivo contante y sonante que les juraron, les entregarían antes de concluir el proceso al que le dedicaron su preciado tiempo ya que dejaron de lado otras obligaciones, ahora dicen, “más importantes que trabajar para esta bola de ratas” ¡Glup!
Si usted sabe en la bolsa de quién ó quienes fue a parar la lana que no se gastaron en la campaña de Lupita Novelo, ¡pos no sea ingrato y comparta! No la lana, la información.
¿Será que “Lalo” nos pueda decir algo al respecto? ¿será que fue a parar al “fondo perdido”?
Así las cosas mejor vamos dejándolo aquí, nos vemos en el próximo número de EL AJUSTE DE CUENTOS pero ahora y por favor ya no le haga usted más al cuento, si se quedó con una lana pos ¡devuélvala! ya que le puede caer la torcedora y no vaya siendo la de malas porque entonces sí que ya la….
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