Este nuestro “México lindo y querido”, siempre ha sido, es y será, como dice el “Tavo” a quién saludo con afecto, “una chulada de país”. Y es que sus colores, sabores, ríos, playas, montañas, usos, costumbres, su gente, sus ferias, sus charros pero sobretodo su franqueza y su florido vocabulario nos confirman que es un país inigualable porque ¡como México no hay dos!
Ayer por todos lados salieron a relucir comentarios de los miembros de las sociedades pías como “la hermandad de la vela perpetua”, “los guardianes de la moral y las buenas costumbres”, “los defensores a ultranza del idioma y enemigos acérrimos de las peladeces de carretonero” en fin, toda una caterva de persignados que se espantaron y pegaron el grito al cielo por las declaraciones del nieto de mi General Villa, dadas a conocer ayer mismo, que lo único que hizo fue hablar muy fuerte y muy claro pero, además, muy directo.
AVISO IMPORTANTE: A partir de este punto EL AJUSTE de hoy, y por el vocabulario explícito que usted encontrará, es de alto riesgo para la moral y las buenas costumbres, así que si usted, apreciado por aferrado lector, es santurrón y menor de 18…años y no quiere leer leperadas permítame decirle que ya es demasiado tarde, ya está usted encarrerado, así que mejor sígale ya que…
Cuando Carlos Bibiano Villa Castillo tomó posesión de la Dirección de Seguridad Pública de Torreón, en el fronterizo estado de Coahuila, dejó en claro que “para rescatar a Torreón hay que meterle huevos. El personal militar está adiestrado para el combate. No se raja. Hemos tenido civiles que a la hora de los chingadazos se les frunce. Antes aquí correteaban a los policías, ahora ni madres, los correteamos a ellos y donde los alcanzamos los matamos. Aquí hay que romperle la madre al cabrón que ande mal”.
Para los muy agudos críticos y observadores de las “cuestiones que tienen que ver con los policías, los ladrones, los malosos y los demás” la parte medular es aquella donde dice que “el cabrón que no quiera trabajar, a chingar a su madre. Punto. Aquí se le paga bien (8 mil pesos). Logramos tres objetivos: darle casa a cada policía, seguros médicos mayores y un seguro de vida por 700 mil pesos. De modo que el que quiera cobrar el seguro de vida, pos que se muera”.
Desde luego que ya se augura una estampida en la Dirección de Seguridad Pública del Estado y los hay quienes aseguran que ya le tienen “preparada su camita a este cabrón generalito de cagada”. De resultar cierta esta velada amenaza estaríamos en el lumbral de un episodio inédito en el paraíso cuando las balaceras entre policías y bandidos se vuelvan cotidianas, sin lugar y sin hora fija con todo lo que esto representa para la seguridad de quienes nada tenemos que ver en estos menjurjes. ¿no le parece?
En fin, son muchas las expectativas que ha despertado el nombramiento del General Villa y también son muchas las esperanzas de que, ahora sí, haya alguien con los tamaños suficientes para devolvernos la paz y la tranquilidad, para que nuestros niños vuelvan a los parques y para que todos podamos caminar por las calles sin el temor de que, en cualquier momento, nos salga un hijo de la chingada que por quererse llevar unos pesos, nos mande al hospital o a formar parte de la estadística negra ¿está usted de acuerdo?
El haber estudiado “en colegio de paga” y dado que la “nobleza obliga” hoy, y sin ser esta una columna de sociales, vaya desde este espacio un fuerte y apretado abrazo a David Romero Vara por su cumpleaños. Aquí la pregunta sería ¿seguirá plantado en 45?
Vaya también hasta la capital Chetumal, un saludo afectuoso al “panucho mayor” José Hadad Stéfano quién también cumple años y que también se ignora cuantos calendarios lleva en la espalda.
Por hoy vamos dejándolo aquí, nos vemos mañana cuando tengamos un número más de EL AJUSTE DE CUENTOS (hoy muy flojito por la hueva) pero ahora y por favor ya no le haga usted más al cuento recuerde que ¡ahí viene el general! Y no vaya siendo la de malas porque entonces sí que ya la…..
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